Mercado interior y decrecimiento económico

Generalmente los gobiernos y desgobiernos interesados en mantenerse en el poder recurren a diversos argumentos (falsos o erróneos) para asegurar que “todo está bien”. El gobierno actual no es la excepción, procede en la misma forma, y no deja de emplear cualesquiera artificios encubiertos de exactitud exterior, fuera de la relación de los acontecimientos.

Entre ellos se cita el que indica que pese a la caída de los precios de las materias primas (gas, estaño, etc.), la economía sigue creciendo, hecho atribuible al mercado interno. El vicepresidente Álvaro García Linera señaló: “El mercado interno ha salvado a Bolivia”. (Discurso en el 10º Encuentro de Economistas. Santa Cruz, 12 octubre, 2017). Agregó que esa afirmación era “muy bonita” y la acuñó “Luisito”, el ex ministro de Economía, Luis Arce Catacora. Otro factor sería el crecimiento del “capital constante”.

Dicha argumentación sobre el crecimiento de la renta nacional (PIB) no es correcta. Al contrario, el consumo (bares, cantinas, etc.) no es causa de crecimiento, sino más bien de decrecimiento, por efecto del aumento de la burocracia estatal, gran cantidad de mano de obra en servicios para satisfacer las demandas parasitarias de consumo de elementos privilegiados, abrumadora publicidad oficialista, derroche en obras no productivas, corrupción, etc.

La renta nacional se reproduce en forma continua a partir de la producción hasta su utilización final. Una parte de la distribución de esa renta favorece al empresariado y disminuye para los trabajadores. Producida esa distribución se realiza un reajuste y en la esfera de los servicios se paga de los ingresos generales.

Cumple gran papel en la redistribución, el presupuesto del Estado y una parte sustantiva de los recursos del presupuesto pasa a manos de la casta gobernante. cuyo objetivo es su propio enriquecimiento.

De otro lado, el crecimiento de la renta se basa en el valor por el trabajo y de la reproducción del valor social de la “renta nacional”, que son factores inseparables. En ese sentido, la renta nacional es el nuevo valor creado por toda la producción social durante un período de tiempo determinado.

La renta nacional se crea en el ámbito de la producción de bienes materiales o sea las ramas de la economía que producen valor y plusvalía, vale decir en industrias extractivas y transformadoras, transporte, agricultura y, finalmente, el comercio en sus sectores ligados a la producción. Por tanto, la renta nacional la crean los trabajadores de la producción material, cuyo trabajo es productivo.

Así mismo, existe el sector de los ocupados en el ámbito que no crea renta nacional y no es productivo, trabajo que se paga de los ingresos de los obreros y otros grupos. Por tanto, la renta nacional crece por el trabajo productivo y no por el trabajo no productivo. La aplicación del trabajo, que incluye todo tipo de trabajos en el sector de los servicios, no es correcta y conduce a la exageración del verdadero sentido de la renta nacional.

De ahí que incluir el consumo como factor que hace crecer la renta nacional es inexacta, porque el consumo no crea valor alguno. Es más, solo lo gasta. El único factor que crea la riqueza, o sea la renta nacional, es el trabajo productivo.

En ese orden, la renta nacional actual no crece y está en receso porque los ingresos de la producción han caído y el consumo ha subido. El crecimiento de la renta nacional depende, pues, del trabajo empleado en la esfera de la producción material, no del mercado interno.

En Bolivia decrece el número de trabajadores ocupados en la esfera no productiva y migra a la esfera del comercio, desciende la intensidad del trabajo, baja el crecimiento de la productividad del trabajo y, por tanto, disminuye el volumen físico o la cantidad de valores que se producen. No hay producción de riqueza.

Sin embargo se dice que hay “crecimiento económico. ¿Por qué causa?

Efectivamente, lo que subió en los últimos doce años en la economía del país fueron los precios de las materias primas (sin esa alza las nacionalizaciones hubiesen fracasado), las remesas del exterior, producción y tráfico de drogas, lo cual, simultáneamente, hizo crecer la renta nacional, pues, en cuanto esos factores bajaron, empezó la caída del PIB.

Esa distribución de los ingresos origina consumo, pero no trabajo productivo, salvo excepciones. No crea riqueza. Se produce, a lo más, velocidad de gasto o circulación de dinero, o sea prosperidad aparente. Considerar que esa distribución de ganancias de origen providencial (como los altos precios de las materias primas) por parte del Estado (bonos) causa crecimiento económico, es atribuir al comercio y al consumo causas en el crecimiento de la renta, doctrina que da un salto atrás en relación con la de los mercantilistas que identifican el capital con la forma monetaria en que aparece éste en la esfera de la circulación y se aleja de la que examina el capital en la forma que adopta en la producción.