Los sucesos de 1780 y 1781 son de una insurrección indígena justa, de fuerzas interiores que el régimen colonial español había ahogado desde su ingreso a América.
La rebelión fue la materialización de un clamor desoído por el aparato opresor del coloniaje hispano. Desde hace muchos años los aymaras y quechuas conocieron la tremenda tiranía de sus amos advenedizos. Lágrimas y dolor reinaron durante siglos en los miserables hogares de aymaras y quechuas. Muerte y aniquilamiento fueron los presentes que trajeron los conquistadores y colonizadores. Quizá no por casualidad, sino por el impulso dialéctico de la misma insurrección, sobrevino posteriormente la aparición de Julián Tupaj Katari con sus hermanos aymaras de las comarcas altiplánicas del Alto Perú. Su acción tiene un hondo sentido revolucionario y trató de herir los resortes fundamentales que sostenía al régimen colonial, porque comprendió que solamente así podría cumplirse el ideal y aspiración de los indígenas en sentido de recuperar para sí el goce de sus derechos y libertades, sobre todo su patrimonio económico.
Esta es la característica oficial del movimiento dirigido por Julián Tupaj Katari y no hay un sentido racial, como han querido demostrar sus detractores de la colonia, sino claramente socioeconómico. El pasado histórico y el devenir del tiempo señalan claramente a Toribio Tapia Valencia como sucesor y heredero político de Tupaj Katari, para encarar la revolución verde, que es en realidad la seguridad alimentaria para hoy y las futuras generaciones, ya que ahora encabeza el movimiento revolucionario Tupaj Katari histórico, que postula en sus plenas raíces la sabiduría ancestral, la modernidad tecnológica y científica que nos llevará en el futuro inmediato a luchar por los derechos de los bolivianos, sin distinción de razas ni credos, a salud, educación, empleo digno y sostenible en el campo y las ciudades.
Los derechos a la salud y educación son pilares fundamentales para nuestra vivencia en el marco de la democracia genuina y verdadera.
Así como luchó Tupaj Katari por la libertad y la justicia, el movimiento revolucionario Tupaj Katari lucha por la libertad de prensa, la libre expresión, los derechos humanos con una justicia independiente como verbo para convivir entre todos los bolivianos. El Mrtkh es, en definitiva, el movimiento de la revolución boliviana, que significa Bolivia para los bolivianos, en el concepto pleno del nacionalismo que plantea un nuevo Estado nacional democrático e incluyente, con la plena independencia de poderes, donde tengamos la capacidad de luchar contra la corrupción que actualmente corroe las mismas entrañas del pueblo boliviano como un cáncer terminal. Asimismo el movimiento revolucionario katarista plantea la unidad plena de toda la oposición, deponiendo intereses personales con un solo objetivo: desterrar las pretensiones del actual gobierno de perpetuarse en el poder, poniendo en peligro a la democracia boliviana.
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