Gobierno debe manejar de manera adecuada el endeudamiento externo

El crecimiento de la deuda externa, tanto pública como privada es un problema de envergadura, porque hay que dedicar cada vez más recursos para amortizarla, en perjuicio de los fondos que se necesita para poner en marcha la actividad económica del país. El déficit fiscal se encuentra por encima del 7%, lo cual es preocupante. No es lo mismo financiar un hospital o una carretera que puede tener una duración de 10 años, a un gasto corriente.

La deuda externa de Bolivia de mediano y largo plazo al 31 de diciembre de 2016, según los datos del Banco Central de Bolivia, alcanzó a 7.267,7 millones de dólares y al 30 de junio de este año subió a 8.718,5 millones de dólares. Las reservas internacionales están en aproximadamente 10.000 millones de dólares.

El indicador de la relación entre el servicio de la deuda y el valor de las exportaciones, que en el caso del país llega al 6,7%, cuando se tiene un límite referencial de 20% establecido en el Marco de Sostenibilidad de Deuda del BM-FMI.

Si bien los indicadores de la deuda externa muestran un amplio margen de endeudamiento, es recomendable que el gobierno maneje adecuadamente esta actividad. No podemos olvidar que la indiscriminada captación de crédito externo por el Gobierno de Banzer en los años 70 fue una de las causas de la crisis que derivó en la hiperinflación de los años 80 del siglo pasado.

En la década de los 80 la deuda externa ha sido renegociada con mucho criterio, la deuda bilateral ha sido condonada; la deuda del sector privado ha sido comprada con 90% de rebaja con un fondo de fideicomiso manejado por el Fondo Monetario Internacional, (FMI). Este fondo fue creado por donaciones de países amigos. Esta situación no se la volverá a tener por el desarrollo del país.

Los datos oficiales muestran que el 66,9% de los desembolsos recibidos durante los primeros seis meses de este año, que en términos absolutos llegó a 1.041,5 millones de dólares, fueron destinados a proyectos multisectoriales, como ser: salud e infraestructura vial, donde resaltan las carreteras San Borja-San Ingnacio de Moxos, y Rurrenabaque-Riberalta.

En la actualidad, la amortización de la deuda externa del país representa más de la mitad de los ingresos generados por las exportaciones de la soya y derivados.

El servicio de la deuda externa pública en el primer semestre de este año, llegó a 270,7 millones de dólares. De este total, 159,3 millones de dólares fueron destinados a amortizar el capital y 111,4 millones de dólares a pagar por los intereses y comisiones. Los pagos de la deuda externa realizados en estos seis meses fueron superiores en 45,4 millones de dólares respecto al pagado el primer semestre de la gestión 2016.

Entre enero y junio de este año, el gobierno firmó 11 nuevos contratos de endeudamiento y emitió bonos soberanos por un total de 1.000 millones de dólares.

Entre los contratos de endeudamiento se puede mencionar los suscritos con la Agencia de Cooperación Internacional del Japón, por 554,1 millones de dólares; con la Corporación Andina de Fomento por 231 millones de dólares; con el Banco Mundial por 230 millones de dólares¸ el Banco Interamericano de Desarrollo por 180 millones de dólares; el Banco Europeo de Inversiones por 82 millones de dólares; y con el Fondo OPEP para el Desarrollo Internacional por 61 millones de dólares.

El gobierno destinará estos recursos a la inversión pública en proyectos multisectoriales, de infraestructura, energía y salud, entre otros. Algunos de los proyectos son la planta geotérmica de Laguna Colorada, la doble vía Caracollo-Colomi.

En la gestión 2016 fueron suscritos 24 nuevos préstamos externos por un total de 2.301,4 millones de dólares, de los cuales 1.606,3 millones de dólares fueron con organismos multilaterales y 695,2 millones de dólares de acreedores bilaterales.

La cartera de colocaciones de préstamos de la banca al sector privado asciende a 20.000 millones de dólares y al sector productivo 11.000 millones aproximadamente.

El endeudamiento externo continúa. Pese a la baja en los ingresos nacionales, el gobierno sigue apostando por un mayor gasto público en inversión recurriendo al endeudamiento o a utilizar las reservas internacionales. El Gobierno está aplicando un modelo de Keynes, el “Estado debía contraer créditos para realizar obras públicas”. De esta manera se impulsará la demanda, el empleo y el crecimiento de consumo.

Ante estos puntos de vista el Gobierno remarca que los niveles de endeudamiento del país están muy por debajo del límite referencial (del endeudamiento) que tiene La Comunidad Andina (CAN), que es del 50% del PIB. El PIB de Bolivia es de aproximadamente 34.000 millones de dólares.

El gobierno, muestra que el comportamiento del endeudamiento público del país es sostenible, con indicadores situados muy por debajo de los límites establecidos en los estándares internacionales.

Lo importante es que tenga una adecuada inversión que genere productividad, mayor exportación con valor agregado, reducir el gasto público para reducir el déficit comercial y no continuar con la indiscriminada inversión estatal, que se financia precisamente con mayor deuda externa. Debemos entrar en la era de la exportación del litio, la industrialización de la minería la agroindustria y petroquímica.