La producción de la hoja de coca sigue causando complicaciones públicas. Es conocido que en el país se produce dos tipos de la misma. La una, que históricamente es de masticación (acullico) y, la otra, que no es apta para este uso, sino que sirve para elaborar cocaína, que es un estupefaciente ilícito.
Por tener este alcance, oficialmente es incautada, pero en la actualidad ha vuelto a surgir la pregunta del millón: ¿qué se hace con la droga decomisada? En gobiernos del pasado se la quemaba públicamente, con asistencia de la gente que transitaba por las inmediaciones del lugar donde se iba a proceder a esa actividad.
Los que estaban invitados, entre personalidades y diplomáticos, eran los periodistas. La quema se realizaba en cualquier lugar de la ciudad, de manera que podía ser vista ocasionalmente por los transeúntes.
La previsión que tomaban las autoridades, policiales generalmente, era que cualquiera o todos los asistentes al acto eran invitados a recoger un pequeño tanto de la droga, para que constaten que efectivamente era tal.
Las fogatas duraban unos 15 a 20 minutos. Su frecuencia era inmediatamente después que se procedía a un decomiso. Extrañamente, el humo de las quemas no producía mayor efecto para los presentes.
El cultivo de la coca, tanto en Yungas como en el Chapare, no se ha detenido en los 11 años de gestión de gobierno actual, pero no se informó oficialmente sobre qué destino se daba a la cocaína del Chapare, pues es reconocido que la de Yungas es masticada por los campesinos del occidente del país. Se dice que tiene un valor energético, pero en caso alguno adquiere las propiedades de la cocaína.
En cambio, de la coca y la cocaína que son incautadas al presente, no se conoce el destino que les confiere el régimen vigente, lo que, por supuesto, induce a varias suposiciones, que en caso alguno coinciden en que sea non santa.
El caso ha llegado a un punto crítico. El presidente de la Asociación Departamental de Productores de Coca de La Paz ha desafiado al presidente Evo Morales a un debate internacional, en el que como líder de las seis federaciones del trópico de Cochabamba explique el destino de la hoja de coca en esa región.
Al respecto, se ha difundido bastante que la coca que se produce en Cochabamba (Chapare) no es apta para la masticación, propiedad que sí tiene la de Yungas de La Paz. Por tanto, aquélla es la que se destina al narcotráfico.
La reacción de los productores yungueños de la coca se origina ante la decisión que acaba de adoptar el Tribunal Constitucional Plurinacional, en sentido de legalizar la producción de la coca del Chapare.
Acerca de ello, el dirigente de los cocaleros de Yungas argumentó que “como productores de hoja de coca de los Yungas, no estamos de acuerdo con que el Tribunal esté defendiendo las zonas ilegales. El 93 por ciento de la hoja de coca del trópico (Chapare) va al narcotráfico y hemos decidido hoy (sábado) hacer una demanda internacional en contra de la ley aprobada y convocar al presidente Evo Morales, en calidad de representante de las federaciones del trópico (de Cochabamba) a un debate internacional para que justifique a dónde va la coca del trópico”.
Como se podrá advertir, el tema de la coca se ha tornado en un problema de política interna y, peor todavía, en un asunto que se debe dilucidar en el plano internacional, puesto que la coca, convertida en cocaína, es un producto prohibido en el mundo.
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