• Las Fuerzas Armadas tomaron en control en el país africano
La situación en Zimbabue tras el levantamiento militar que ha terminado con el longevo mandatario Robert Mugabe, de 93 años, bajo arresto domiciliario es, un día después, de aparente calma. Sin embargo, el vacío de poder dejado por la asonada del ejército ha llenado de incertidumbre al continente. Parece que se acerca el fin del largo gobierno del mandatario, que llegó al poder en 1980 y que pasó de ser uno de los héroes de la descolonización africana a un dictador que llevó al país a la ruina económica.
El golpe militar sería consecuencia de las batallas palaciegas por la sucesión del anciano Mugabe. Estos son los actores principales de la crisis
SUR DE ÁFRICA
Robert Mugabe ha liderado la próspera nación del sur de África desde la independencia del gobierno de la minoría blanca en 1980, y muchos en el país no conocen a ningún otro líder. A pesar de las señales de su creciente fragilidad -que incluyen quedarse dormido en reuniones, tropiezos y viajes prolongados al exterior para recibir tratamiento médico- ha soportado múltiples desafíos electorales y años de sanciones de los EEUU.
Pero parece que su último tropiezo con la destitución la semana pasada del vicepresidente Emmerson Mnangagwa, un viejo aliado que tenía apoyo militar, podría ser el definitivo. El movimiento llevó a muchos en Zimbabwe a pensar que la primera dama, Grace Mugabe, estaba siendo posicionada para suceder a su esposo y asumir el cargo de vicepresidenta en una conferencia del partido gobernante que estaba prevista para el próximo mes.
RESPALDO
Grace, de 52 años, conoció al presidente hace años cuando era secretaria en su oficina. Tuvo una aventura con Mugabe que dio como resultado a su primer hijo sobreviviente y se casó con el presidente después de la muerte de su primera esposa. Su perfil político se ha disparado en los últimos años y ha manifestado abiertamente su interés en la presidencia, incluso desafiando públicamente a su esposo a principios de este año para que nombrara un sucesor. También ha sido una feroz defensora de su marido enfermo, declarando que podría presentarse como un “cadáver” en las elecciones del próximo año y permanecer en el poder. La primera dama, sin embargo, no es muy popular en Zimbabwe, donde sus gastos abundantes no son bien vistos en un país cuya economía se ha venido abajo. Sin embargo, parece tener el apoyo del ala juvenil del partido gobernante y lidera una facción de líderes del partido de entre 40 y 50 años en una creciente división generacional.
SUCESOR
Apodado el “cocodrilo” por su mirada de párpados gruesos y su crueldad, el otrora probable sucesor de Mugabe se convirtió en blanco de crecientes ataques por parte del presidente y su esposa en las últimas semanas. Mugabe lo despidió la semana pasada y acusó a Mnangagwa de conspirar para tomar el poder a través de la brujería. Mnangagwa, de 75 años y compañero veterano de la lucha por la independencia de la minoría blanca que ha disfrutado durante mucho tiempo del apoyo de militares como el ex ministro de Defensa, huyó entonces de Zimbabwe alegando amenazas para él y su familia. Su paradero sigue sin estar claro. Tanto el ejército como el influyente grupo de veteranos de guerra le han expresado su apoyo.
Las declaraciones sin precedentes del pasado lunes por parte del comandante del ejército advirtiendo contra la purga de los partidarios de Mnangagwa y otros veteranos de guerra desencadenaron el drama actual. La declaración de Chiwenga, de 61 años, también abrió la primera brecha pública entre Mugabe y el ejército y puso al país en alerta. El martes, vehículos blindados fueron vistos en las afueras de la capital, Harare, lo que provocó la agitación entre sus habitantes aquella misma noche al ver al ejército tomar el poder de la emisora estatal y anunciar que tenían a Mugabe y a su familia bajo custodia. (lavanguardia.com)
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