Iván Vladimir Quiroz Vargas
Los accidentes de tránsito constituyen un problema social a nivel mundial, pero mucho más en países con menor crecimiento poblacional, donde las víctimas de estos casos deben vivir con graves secuelas, aspecto que les imposibilita continuar con una actividad productiva.
La Organización Mundial de la salud (OMS) considera los accidentes de tránsito como el factor por el que cerca de 3.500 personas fallecen diariamente en las carreteras a nivel mundial. La población vulnerable de los hechos de tránsito es de mujeres, niños y ancianos.
A nivel nacional, en Potosí en 2016 se reportó 585 hechos de tránsito, de ellos los más frecuentes fueron: colisiones con 256 casos, choques 186 y atropellos con 75. Mientras que en la presente gestión, en nueve meses se ha atendido 377 casos, de los cuales las colisiones llegan a 172, choques 85 y cerca de 60 atropellos a peatones.
En el caso de los peatones, el 98% no hace uso de pasarelas, no utiliza las franjas de cebra para pasar de una vía a otra y suele cruzar las avenidas con paso ligero, sin percatarse que la velocidad del motorizado impide frenar de inmediato.
De esta cantidad de accidentes de tránsito, el 99% se debe a fallas humanas, es decir que conductores y peatones son directos responsables de cada caso por las siguientes razones: Descuidan la revisión mecánica de forma frecuente de sus motorizados, hacen uso de tecnología que distrae la atención, como celulares, redes sociales, pantallas, los cuales hacen perder la concentración en la maniobra del motorizado, aspecto que ocasiona más de un hecho de tránsito. Finalmente, los conductores no respetan normas de tránsito, como semáforos, señales de tránsito en carretera, imprimen velocidad, no respetan su carril, factores que son de plena responsabilidad humana.
La institución policial ha realizado cursos, talleres, simposios y otros eventos dirigidos a conductores del transporte público y privado sobre educación vial y normas de tránsito. Si bien se ha alcanzado los objetivos trazados, lamentablemente no se puede lograr la participación de otros ciudadanos o que los resultados sean definitivos.
Consiguientemente, con el afán de motivar, cultivar y educar pedagógicamente a los estudiantes, para evitar sucesos previstos en el tránsito y el transporte, más allá de campañas de prevención, se requiere un conjunto de acciones de todos los actores de la sociedad, que nos permitan formar y enseñar el buen uso y la conservación vial, para circular con seguridad y fluidez en las vías urbanas y rurales, primordialmente para preservar el respeto a las señalizaciones de tránsito.
Por ello se propone que desde las unidades educativas se priorice el significado de la Educación y Seguridad Vial; es necesario que la Policía Boliviana en coordinación con autoridades, instituciones, prensa, juntas vecinales, entre otras instancias, definan la corresponsabilidad, y debieran proponer ante el Ministerio de Educación la inclusión de la Temática de Educación Vial en el currículo escolar del sistema educativo en el país, de manera continua. El objetivo es promover seguridad vial en los estudiantes y comunidad educativa, como medida de prevención; convirtiéndolos en agentes multiplicadores de conocimientos en temas de seguridad vial.
A tal proyecto se debe dar prioridad, para instaurar la formación del nuevo ciudadano, que en un futuro próximo de manera ecuánime desarrolle sus destrezas intelectuales, ciertas habilidades en la prevención de accidentes, especialmente desenvolverse en la vía pública, como peatón o pasajero.
Los programas deberán alcanzar un objetivo primordial, fomentar la enseñanza de la prevención y seguridad vial en el entorno educativo. Ofreciendo un conjunto de actividades y recursos que responden al tratamiento de los factores de riesgo más frecuentes en cada etapa evolutiva.
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