Como lo hizo desde la iniciación de su pontificado, el Papa Francisco, en reunión celebrada con obispos, sacerdotes y seminaristas del Brasil, lanzó un mensaje que resulta, en las actuales circunstancias, una especie de dogma o institución a cumplirse porque, conforme indicó, “hay necesidad de un clero unido, fraterno y solidario”. “En este momento difícil de su historia nacional, cuando tantas personas parecen haber perdido la esperanza en un futuro mejor por los enormes problemas sociales y una escandalosa corrupción, Brasil necesita que sus curas sean señales de esperanza porque se necesita ver a un clero unido, fraterno y solidario, en el que los sacerdotes afronten juntos los obstáculos, sin caer en las tentaciones del protagonismo o de hacer carrera”.
La Iglesia, ya con los papas Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II, ha pedido muchas veces que el sacerdocio, desde el mismo seminario de formación, sea ejemplo de virtudes que creen condiciones de buen servicio a sus feligreses; que la Iglesia sea refugio seguro para el encuentro de medios y formas para conseguir condiciones dignas para todos. Ha pedido, reiteradamente, la práctica de virtudes y condiciones que justifiquen las prácticas religiosas y que todo ello sea un llamado para nuevas vocaciones, pero sobre la base de cumplir con los votos y condiciones precisas para el ejercicio religioso de amor y servicio a la comunidad.
Luchar contra la “escandalosa corrupción” siempre fue preocupación de las diversas Conferencias Episcopales del continente; pero no siempre fue posible su cumplimiento porque no han faltado curas y sacerdotes que desviaron sus buenas intenciones hacia posiciones político-partidistas que, en casos, más han respondido a ideologías ajenas al espíritu evangélico. Hubo angustia y preocupación en los pontífices por las acciones calificadas como criminales de quienes violaron la dignidad de mujeres y niños y no han recibido los castigos debidos y menos fueron colocados en manos de la justicia civil, como ocurre con cualquier ciudadano. Lo grave y extraño es que no siempre hubo “arrepentimiento y contrición” en quienes actuaron contrariamente a los dictados de la Iglesia y ello ha causado desprestigio y muchas veces alejamientos a otros credos y sectas que buscan acatamiento a los mandamientos de la Ley de Dios.
El Papa Francisco, franco y honesto en el análisis de la falibilidad humana, busca entendimiento por parte de quienes conforman la Iglesia y pide que la práctica de virtudes sea condición efectiva para servir solidariamente a quienes sufren por hambre, enfermedades y hasta persecución debido a sus ideas o creencias. Cree él, conjuntamente sus colaboradores, que la Iglesia debe conseguir que sus integrantes, curas y religiosos de ambos sexos, puedan contribuir a un mejor ejercicio personal y propagación de la fe.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |