Desde 2016
• “En los últimos 10 años, la dinámica política ha perjudicado la administración del agua en Bolivia. Como Epsas es administrada por el Gobierno, eso dificulta la gestión coordinada con las alcaldías”, dijo el investigador a BBC Mundo
La crisis por falta de agua que golpea a Bolivia desde hace mucho tiempo, desde el año pasado, se agudizó debido a varios factores como el calentamiento global que causa sequías, la carencia de políticas preventivas y la existencia casi nula de cultura poblacional para la administración de este recurso.
La escasez de agua potable afecta a siete de los nueve departamentos y en los últimos meses, Potosí se ha constituido en la población más damnificada porque en el mejor de los casos, los ciudadanos tienen el servicio, de dos a tres horas dos o tres veces por semana. Cada vez es menos frecuente contar con el líquido elemento en el grifo.
Un reportaje publicado en la internacional BBC remarcó que el pasado año, durante la crisis de agua en el departamento de La Paz, los largos racionamientos provocaron protestas y bloqueos de calles como reflejo de un sufrimiento social que empezaba a instaurarse en la gran urbe.
Este hecho no es desconocido en áreas rurales y el sufrimiento es constante, pero pasa desapercibido.
Expertos consultados por BBC Mundo sostienen que si no se toman medidas realmente drásticas, la escasez de agua pueden empeorar.
Tanto el Gobierno, a través del ministerio de Desarrollo Rural, como las grandes asociaciones agrarias, coinciden que Bolivia atraviesa la peor crisis por falta de agua registrada en 25 años.
La escasez de agua potable ya afecta a cinco de los nueve departamentos del país.
El mismo reportaje destaca que las causas para la falta del líquido elemento son:
1. EL CAMBIO CLIMÁTICO Y LOS FENÓMENOS NATURALES
Bolivia fue declarada por la ONU como uno de los países más vulnerables a las consecuencias del calentamiento global de la Tierra.
Los ecosistemas de este país, al igual que los de otros de la región como Perú, son particularmente vulnerables al aumento de las temperaturas.
¿Cómo se secó el Poopó, el segundo lago más grande de Bolivia?
Para Óscar Campanini, experto en recursos naturales del Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib), la dura crisis que atraviesa Bolivia es producida en parte por factores climáticos.
“Además del cambio climático y la variabilidad de temperaturas hay otros factores externos como el fenómeno de El Niño”, explicó el investigador a BBC Mundo.
El fenómeno de El Niño vivido entre 2015 y parte de 2016 fue uno de los más fuertes en las últimas décadas, según la NASA, y es uno de los factores de la fuerte sequía que castiga a Bolivia.
2. NO SE BUSCÓ MÁS AGUA
Para el investigador Dirk Hoffmann, que vivió en Bolivia durante años, la escasez también tiene que ver con la ausencia de políticas de largo plazo.
“Durante 20 años casi no se hizo nada para construir nuevas captaciones de agua, en cambio en ese mismo tiempo la población se duplicó”, explicó el experto.
Hoffmann explica que hasta 2014 no se empezó a construir una nueva represa.
“El Gobierno actual hizo muy bien en llevar el suministro a más poblaciones, nadie puede decir que eso está mal, pero no se buscó más agua para atender la demanda creciente”, afirmó.
3. MALA GESTIÓN DE LA EMPRESA E INTERESES POLÍTICOS
Los dos expertos consultados por BBC Mundo coinciden que los intereses políticos detrás de la gestión del agua en Bolivia también tienen que ver con la crisis.
Campanini, del Cedib, señaló que las autoridades bolivianas lograron jugar un rol muy importante en el debate ambiental internacional, sin embargo eso no se tradujo en políticas y planificación coherentes dentro de Bolivia.
“La administración del agua y de todos los recursos naturales también son un factor importante (en la crisis). En la empresa estatal no se tomaron medidas oportunas ante la escasez”, explicó Campanini.
4. LOS MEGAPROYECTOS BOLIVIANOS
Otro elemento que es cuestionado en Bolivia son los efectos que ocasionan los megaproyectos extractivos que se desarrollan en ese país.
El investigador del CEDIB señaló, por ejemplo, que la creciente actividad minera en Bolivia no sólo contamina muchos ríos, sino que consume enormes cantidades de agua que podrían abastecer a las poblaciones afectadas.
Campanini añadió, además, que la deforestación y tala de bosques para cultivos cerca de las cuencas afectaron el ciclo de preservación hídrica.
Lo mismo pueden generar las operaciones de extracción y búsqueda de hidrocarburos que se llevan a cabo en varias regiones de Bolivia.
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