• Se cumplió una semana de la desaparición de la tripulación submarina por San Juan
San Juan (Argentina).- La angustia por los 44 tripulantes del submarino argentino “ARA San Juan”, extraviado hace siete días cuando navegaba en aguas del Atlántico Sur, evoca el desastre del “Kursk”, el sumergible nuclear ruso que el 12 de agosto de 2000 naufragó en el mar de Barents causando la muerte a sus 118 ocupantes.
“¿Repetirá el ‘San Juan’ la suerte del ‘Kursk’?”, se preguntó el rotativo ruso “Nezavísimaya Gazeta”, nada más que la Armada de Argentina anunciara que había perdido contacto con su submarino cuando este se dirigía desde ciudad austral de Ushuaia hacia Mar del Plata, tras informar de un fallo en sus baterías.
ARMADA
El “Kursk” fue localizado rápidamente: dos días después de su naufragio la Armada rusa informó de que el submarino yacía en el fondo del mar a una profundidad de 108 metros y admitía que las posibilidades de rescatar a sus tripulantes eran escasas.
Además, el 15 de agosto se anunció el comienzo de una operación de rescate, que luego fue aplazada por el mal tiempo en la zona del naufragio, mientras Moscú rechazaba la ayuda que ofrecían varios países para intentar socorrer a los tripulantes.
DECLARACIONES DE PUTIN
Sobre Putin cayó una andanada de críticas por su mutismo, ya que sus primeras declaraciones sobre el “Kursk” se produjeron a las 100 horas del naufragio, y no a iniciativa suya, sino de los periodistas que se agolpaban ante su residencia vacacional.
“Putin, el comandante supremo de las Fuerzas Armadas, está de vacaciones”, denunció esos días el influyente “Izvestia”, que como casi todos los rotativos ilustró significativamente sus páginas con fotos del presidente ruso en uniforme de marino.
El diario digital “Gazeta.ru” lamentó que el presidente “no cancelara sus vacaciones” cuando antes “estaba encantado de ir a bordo de un avión o un buque”.
El “Kursk” permaneció más de 14 meses en el fondo del mar, a 108 metros de profundidad, y fue reflotado en una complicada operación que duró más de tres meses y le costó al Gobierno ruso decenas de millones de dólares.
RECUPERACIÓN DE SUBMARINO RUSO
Para recuperar el submarino, hubo que seccionar su proa con una sierra gigante y perforar en el resto del casco 26 agujeros para fijar los 26 cables, de 25 centímetros de diámetro y 900 toneladas de resistencia cada uno, con los que fue izado a superficie.
Como finalmente estableció la comisión gubernamental que investigó el accidente, el “Kursk” se hundió a consecuencia de dos explosiones sucesivas ocurridas durante unas maniobras navales.
EXPOSICIÓN
La primera explosión se produjo por la detonación de uno de los torpedos emplazado en la primera sección del “Kursk”, en la proa.
Tras una pausa de 135 segundos, ocurrió una segunda explosión, de una potencia muy superior, también en la proa que abrió una enorme fisura en el casco e hizo naufragar al submarino, pero lo que sigue siendo un misterio es cuál fue la causa de la primera detonación. (EFE)
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