Es inconcebible cómo integrantes de un mismo partido o de una institución o, simplemente, de idénticas posiciones políticas, conviven desunidos, desarmonizados, enfrentados y hasta con tintes de rivalidad. El caso del banco Unión ha determinado que fiscales y policías que son parte del gobierno, vivan enfrentados y no llegan a armonizar posiciones sobre “tenencia de celulares” y otros detalles que deben clarificarse debidamente porque competen al caso delictivo de la estafa a una entidad bancaria cuyos personeros “no saben qué es lo que ha ocurrido” o, para conseguir alguna claridad, le endilgan los hechos a una persona que atendía una agencia en un pueblo cuyo movimiento financiero debe ser mínimo, dada la cantidad de su población y escasos negocios existentes.
Tanto policías como fiscales deberían actuar de consuno con las disposiciones legales abandonando intereses y conveniencias que lo único que hacen es desprestigiar al gobierno y mostrar que dos entidades nacionales como las de fiscales y policías estén desarmonizados en cuestiones que competen a la tranquilidad ciudadana y que son convenientes para aclarar qué es lo que pasó realmente en el banco Unión.
El otro caso, mucho más censurable, es de parlamentarios, senadores o diputados, enfrentados por cuestiones baladíes no obstante pertenecer, se dice, a cuadros de la oposición en los que, se supone, debería haber unidad y armonía y convivencia entre personajes del mismo frente opositor. Los cuadros de oposición muestran, con sus actitudes bochornosas y nada coherentes, que no pueden lograr unidad ni en lo más nimio e insignificante, dando lugar a que esas conductas solo favorezcan al partido que supuestamente es contrario; en otras palabras, dadas las campañas prorroguistas que llevan adelante el gobierno y su partido, integrantes de la oposición le hacen el juego; así los hechos, contradictorios y hasta absurdos, pierde el Estado y pierde el gobierno y, además, se muestra cuán poco respeto se tiene por el pueblo, por la colectividad nacional que siempre espera conductas acordes con principios legales por parte de quienes tienen poder político, institucional o parlamentario.
Sería bueno y constructivo que las partes enfrentadas: fiscales y policías, por un lado; senadores y diputados de oposición, por otro, actúen con sindéresis y abandonen actitudes bochornosas que no le hacen bien a quienes representan. No deben olvidar que ocupan funciones que deben ser ejemplo para la colectividad y si quieren hacer cualquier tipo de campaña política, no ingresar en campos de disociación y discordia, de enfrentamientos y desacuerdos.
El país no está para observar actitudes reñidas con la moral y principios de consideración y respeto entre los diferentes estratos de la población y menos en organizaciones que, se supone, deben estar al servicio del bien común.
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