Samuel Castellón Arce
En el Plan de Desarrollo Económico y Social 2016-2020, encuentro el tema de “erradicar la pobreza” junto a la condición que afirma la reducción de la extrema pobreza y la desigualdad en la construcción del Vivir Bien.
Es tarea de gobernantes dar solución a los planteamientos de los pobladores preferentemente, de aquellos que desarrollan sus actividades en comunidades alejadas y con dificultades para acceder a servicios básicos, servicios que siendo necesarios e indispensables y de primer orden, no los tienen: educación, salud, vivienda y otros que, de estar a su alcance, les permitiría, por lo menos en mínimo grado, sacudirse de la extrema pobreza en la que se debaten.
No hay en el mundo país o región que esté alejado de situaciones de extrema pobreza, dependiendo de las políticas de gobierno y de las políticas económicas que sean aplicadas por los gobernantes. A los bolivianos, por nuestra condición social, nos corresponde identificarnos como componentes de grupo y niveles de pobreza extrema, pobreza moderada, y hacer “méritos” para avanzar hacia el vivir bien, para finalmente posarnos en el cuadro del “vivir mejor”.
Para el caso de Bolivia, la base de la población censada a noviembre de 2012 deja estimar que los índices de pobreza pueden seguir como hasta ahora, porque se puede especular en sentido de que si crece el índice de densidad poblacional, crece el índice de pobreza. Según el INE, a junio de 2017, hay un crecimiento de 10.027.254 hbts. a 11.145.770 hbts., 50.4% hombres, 49.6% mujeres; crecimiento, en 4 años y 7 meses de 1.118.516 hbts. (11.15%), que teóricamente, registraría una densidad de población de 10.92 hbts. por Km2 (el censo de 2012 según INE registra: 9.13 habitantes por Km2).
El cuadro de extrema pobreza entre 2005 y 2014 se posiciona desde 38.3% a 17.8% con una tendencia que, a inicios de 2020, estaría cerca de confirmar una baja alentadora al 9.5%. Pero qué de los cómputos absolutos de 2.7 MM bolivianos que viven en el marco de extrema pobreza, que según las proyecciones del INE a junio de 2017 (11.145.770 hbts), representaría cerca del 24%, indicador que, de lejos, no crea las mínimas condiciones optimistas de llegar a 2025 con extrema pobreza cero (0). Contamos con una proyección de crecimiento poblacional promedio; sin embargo, se observa un crecimiento menor en relación con porcentajes de periodos anteriores en algunos departamentos; Oruro, Potosí y Pando muestran un crecimiento algo significativo sin explicación de si es rural o urbano; Potosí muestra cuadros de extrema pobreza y una migración de indigentes hacia centros urbanos de otros departamentos; los gobiernos departamentales o municipales de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz se encargan de acogerlos; Potosí es el departamento más pobre de Bolivia; con mayor cantidad de gente sin acceso a servicios básicos, salud, educación y con más bajos ingresos.
Estas aproximaciones demuestran que la tarea de reducción de la extrema pobreza requiere de un arduo trabajo a largo plazo, además de tener que encauzar, tanto por los privados como por el propio Estado, inversiones en áreas de producción y mayor esmero en atender al sector de la educación. En caso contrario y de mantener este panorama de indicadores, la erradicación de extrema pobreza, bajo este gobierno o de cualquier otro que venga, seguirá siendo: Un Plan de Desarrollo (solo plan), ejecutable más allá del bicentenario de la fundación de la República de Bolivia (6 de agosto de 1825).
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