En muchos aspectos de la vida nacional, vivimos tiempos equivocados por la carencia de institucionalidad, por los desafectos entre partes de una misma organización, por los excesivos gastos y atentados que se comete contra la escuálida economía financiera, por la diversidad de conflictos que a diario dan lugar a marchas, manifestaciones y hasta bloqueos; en fin, por muchas cuestiones que deberían llamar a la reflexión a todos.
La corrupción es un mal que ataca seriamente a diversas organizaciones y una de ellas, descubierta recientemente, es la Caja Nacional de Salud que, se dice, habría cometido actos dolosos y contrarios a la buena atención que deben recibir pacientes del hospital obrero, por parte de profesionales médicos, laboratoristas, enfermeras y otros que habrían dispuesto, arbitrariamente, de equipos y enseres médicos y hasta realizado pruebas de laboratorio por cuenta de entidades particulares que nada tenían que ver con las funciones que tiene el hospital.
Mucho se ha dicho sobre este caso y resulta difícil para la colectividad que profesionales que, se entiende, son honestos, inteligentes, debidamente preparados y que perciben sueldos en la institución de salud y seguridad, como es la Caja Nacional de Salud, hayan cometido los delitos que se les endilga. Aún no han sido probados todos los cargos; pero en caso de ser probados los mismos, será muy necesario e importante que no se cometa injusticias, que no se haga acusaciones “a priori” sin reunir las pruebas terminantes y contundentes, que no primen diferencias personales o deseos vengativos contra nadie; que se obre bajo parámetros de equidad y ecuanimidad para arribar a términos de justicia; en otras palabras, que no se enlode la honra y dignidad de nadie.
La Caja Nacional de Salud, desde los tiempos en que era Caja de Seguro y Ahorro Obrero y pasó a ser Caja Nacional de Seguridad Social, ha tenido administraciones que no siempre han respondido a principios de honestidad y responsabilidad porque en la mayoría de los casos, la entidad ha sido convertida en “bastión del gobierno o partido de turno” y sus altos funcionarios han sido designados “a dedo” y conforme a intereses y conveniencias ajenas a la institución.
En las actuales circunstancias, el problema se repite por la carencia de institucionalidad en el país y sus directivos, como presidente, directorio, gerentes, administradores, etc., han sido nombrados “a dedo”, tan solo obedeciendo disposiciones partidarias y no se tomó en cuenta seguramente principios de idoneidad, honestidad, eficiencia profesional y otros méritos para encomendar cargos que deberían estar libres de los intereses subalternos. El gobierno, con ésta y otras experiencias, debería tomar medidas muy serias y responsables, pero obrando con altura, sin rencores ni resentimientos que vulneren principios elementales de equidad y justicia.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |