México, 1838.- Un sector importante de la población acudió al entierro de la pierna que el presidente mexicano Antonio López de Santa Anna perdió en un enfrentamiento con tropas francesas producido en Veracruz.
“La pierna fue trasladada bajo palio desde Veracruz hasta México, siendo escoltada por el propio Santa Anna, obispos, ministros, embajadores e integrantes del ejército”, relató un cronista.
A lo largo del trayecto recorrido por el cortejo, se levantaron arcos de flores y se enarbolaron banderas, además de brindar otro tipo de homenajes: se pronunciaron discursos, se lanzaron salvas de cañón y las iglesias hicieron repicar sus campanas.
El homenaje final a la pierna fue tributado por el propio presidente, quien también pronunció un discurso en el cementerio.
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