Experto evaluó proyectos del Gobierno
• La eliminación de contrapartes locales para los sistemas de riesgo en 2011 precipitó el abandono del mantenimiento de las obras, debilitando la capacidad autogestionaria de las comunidades
Los programas que impulsa el Gobierno para dotar de agua a las comunidades rurales adolecen de sostenibilidad, en razón –entre otros factores–a los problemas de mantenimiento, pérdida de áreas agrícolas a consecuencia del cambio climático y la migración de la población en edad laboral a los centros urbanos del país.
El coordinador de la Agencia de Cooperación Internacional de Alemania (GIZ), Humberto Gandarillas, advirtió la poca efectividad de las cuantiosas inversiones realizadas por las autoridades, ante lo que propuso un nuevo paradigma para lograr el empoderamiento político de los proyectos y garantizar los objetivos de los programas en curso.
Gandarillas expuso el tema “El agua en el Desarrollo, en el coloquio y presentación de la Revista Bienal de la Cooperación Suiza en Bolivia, Elemento de Vida: El Agua en el Desarrollo, la Cultura y la Sociedad”, que se realizó el martes en La Paz.
PATERNALISMO
Incidió en que los proyectos de riego impulsados por el Gobierno serían de tendencia “paternalistas”, ya que eximen a los beneficiarios del mantenimiento de los sistemas de riego, como responsabilidad obligatoria, lo que provoca un acelerado deterioro de la infraestructura existente.
El experto indicó que, con anterioridad a 2011, regía el sistema autogestionario, por el que los campesinos se preocupaban del riego y el mantenimiento de los sistemas, con lo que se se involucraban en las necesidades de las comunidades para resolver los problemas de abastecimiento del líquido elemento.
El especialista sostuvo que entonces se impulsó y apoyó la provisión de agua con inversiones públicas en el sector, pero después se procedió a la transferencia de los sistemas de riego a los comunarios, sin establecer claramente sus responsabilidades.
AUTOGESTIÓN
“A pesar de que históricamente los campesinos construían sus sistemas de riego y las mujeres trabajaban en el mantenimiento de los mismos, los resultados hasta el año 2010 fueron positivos y se obtuvo buenos progresos en la autogestión”, destacó.
Gandarillas señaló que se integraron entonces las áreas productivas dando lugar a que los ingresos sean mayores. Ello impulso el fortalecimiento de las organizaciones sociales y un empoderamiento político de los proyectos. Indicó que como resultado de este proceso se redujo la extrema pobreza.
CONTRAPARTE
Recordó que, en 2011, el Gobierno realizó un cambio de política y eliminó las contrapartes de los beneficiarios. Así quedó sin efecto la participación de los comunarios en el cofinanciamiento de los proyectos, que alcanzaba en el pasado reciente hasta el 20%.
Gandarillas refirió también que se conocen programas intensivos de dotación de agua en las comunidades, tales como, Mi Riego y Pronarec, aunque con un marcado sesgo paternalista. Según dijo, se propugnan al presente cuantiosas como crecientes inversiones hasta en 2025. Ese año estarían por encima de los 140 millones de dólares..
Explicó, por otra parte, que los recursos para el sector aumentaron de 20 millones de dólares en 2005 a 60 millones en 2011, y las autoridades se proponen llegar con inversiones más significativas hasta el 2025.
ANÁLISIS DE EFICIENCIA
Luego del análisis de las cifras, el expositor Gandarillas concluyó que en el conjunto de los proyectos se observó una eficacia del 52 por ciento. Señaló, empero, que de acuerdo con datos disponibles, de 60 proyectos implementados por el Programa Mi Riego y 11 por el Pronarec, 28% no estarían operando.
El experto indicó, en consecuencia, que existe “mucha inversión, pero con bajos resultados”. Agregó, que si se aplica un análisis de sustentabilidad de los sistemas de riego, tanto en nuevos como antiguos, queda patente la fuerte dependencia estatal de los proyectos.
Asimismo, puntualizó el deterioro de las obras por el débil mantenimiento que se les presta, así como por la alta contaminación en los canales, acuíferos y reservorios, aparte de la disminución de la actividad económica en las comunidades y el consecuente debilitamiento de las organizaciones sociales.
Gandarillas observó que se está produciendo la pérdida de áreas agrícolas por el proceso de urbanización, uso excesivo de agroquímicos y los efectos del cambio climático en la agricultura familiar, lo que podría explicar la fuerte migración a las ciudades de los comunarios que se hallan en edad laboral.
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