Es el título de una revista que la Cooperación Suiza en Bolivia presentó el día 5 de diciembre en un salón del Hotel Real, ante una audiencia de aproximadamente 250 personas, prueba del enorme interés que este tema despierta en la población en general.
Esta presentación nos recuerda que en 2016 las asociaciones agrarias coincidían en que Bolivia atravesaba la peor crisis por falta de agua registrada en 25 años. Ese año la escasez de agua potable ya afectaba a cinco de los nueve departamentos del país.
En casi 100 barrios urbanos de La Paz se tuvo dos semanas de racionamiento, que provocaron que solo se suministrara agua durante 12 horas cada tres días.
Con estos antecedentes la COSUDE, que se caracteriza por la objetividad en sus programas de asistencia técnica, ha presentado su Revista bianual, donde mediante la contribución de un total de 18 expertos se analiza y discute varios ángulos en cuanto al tema; tocando los aspectos relativos a la importancia de este recurso natural en el desarrollo, la cultura y la sociedad.
En un conversatorio que reproduce la revista, dirigido por Alfonso Gumucio Dagron, la experta Cecilia Requena hacía notar que si bien en la actualidad somos un país rico en agua dulce, eso es relativo porque hoy lo somos, pero, con el transcurrir del tiempo y la forma en que manejamos nuestros territorio, podríamos no serlo en el futuro, enfatizando que “no es un dato útil que tengamos agua desde hace 12.500 años, porque no quiere decir que la tengamos dentro de 100 años, ya que estamos entrando en un periodo de inestabilidad climática, donde verdades estables están siendo cuestionadas”.
En la opinión de Eduardo Forno, “el sentido de que el agua viene de la naturaleza y que debe ser gestionada de manera sostenible, no está en la conciencia de la gente”. A lo anterior se suma la baja institucionalidad, aunque en este ámbito parecería haberse avanzado bastante en los últimos años.
Un aspecto ha quedado bastante claro en este debate, el agua es producto de una fábrica natural que proviene de movimientos de la atmosfera y de la riqueza de bosques, de tal manera que el continente sudamericano se alimenta de lluvias, sobre todo por la presencia de la cuenca amazónica que, lamentablemente, en el caso nuestro sufre una pérdida de 350.000 Has por año, por el afán de hacer crecer la frontera agrícola.
Citando al conocido geógrafo Alan Forsberg se apunta que: la fuente de buena parte del agua que circula por Bolivia se encuentra en los bosques de la cuenca amazónica. Es también el caso de la cuenca endorreica del altiplano. Es un notable hecho que estos bosques amazónicos se encuentran, por ejemplo, en el caso del altiplano norte, al otro lado de la imponente Cordillera Real de los Andes, una barrera natural que incluye picos superiores a los 6.000 m.s.n.m. que separan la altiplanicie situada a unos 4.000 m.s.n.m de la Amazonia. Es tal la potencia de este proceso hídrico que estos bosques toman y trasladan agua en forma de nubes y precipitaciones desde el océano Atlántico, a lo largo de miles de Km de distancia, alcanzando los lugares más alejados de la costa en el interior del continente, que es donde se encuentra el territorio boliviano.
Este encuentro fue muy útil para hacer comprender a la audiencia, entre expertos y no expertos, que el manejo de nuestro territorio y nuestros recursos naturales, bosques, ríos y lagos debe ser con inteligencia en el presente futuro, para evitar futuras tragedias que atenten contra la vida en su conjunto.
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