Diosecillos de barro y cartón

Evo Morales no se cansa de coleccionar inmuebles. Al Palacio, la casa presidencial, museo propio y otros bienes personales ahora ha sumado una “casita de los deseos”: réplica de cartón revestido de la casa donde nació que, al parecer, quiere que pase como un nuevo Belén, en homenaje a sí mismo y en un intento de asemejar su vida con la de Jesucristo.

Pese a los esfuerzos del MAS de aclarar que se trata de una costumbre andina, no hay antecedentes de la tal supuesta tradición y por estas horas parece claro que se trata de un nuevo antojo u ofrenda para eso: asemejar la vida de Morales a la de Jesucristo.

Claro, a Morales, o al “amarra” de la ocurrencia, se les olvidó que la réplica difícilmente no invite a mirar un poco más allá para chocarse con el edificio que mandó a construir para ser su nueva oficina. Según la publicación digital Rimay Pampa, el mamotreto de 24 pisos con helipuerto tendrá entre sus “amenities” gimnasio y sauna, y vaya a saberse qué otros lujos de hotel de 5 estrellas más. Sumandos ellos, el costo será de 36 millones de dólares, para una extensión de 31.800 metros cuadrados. Algo así como cinco canchas de fútbol.

Lo cierto es que, por dónde se mire, como ha recordado la propia Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), lo que hace el gobierno de Morales no tiene mucho de cristiano.

Casi al mismo tiempo en que, por “órdenes del Palacio”, terminaban los obreros de construir la réplica, la CEB daba a conocer un comunicado en el que denuncia que “se han roto los principios básicos de la democracia: el respeto a las leyes, a la institucionalidad y a la separación de los poderes del Estado”. Y peor, que esto “abre el camino al totalitarismo y al dominio del más fuerte, con el consiguiente menoscabo de la libertad del pueblo”.

El comunicado se refiere al fallo del 28 de noviembre del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), que habilita la reelección indefinida de Morales como si se tratara de un derecho humano consagrado por la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica).

La sentencia, que es objeto ya de una ola de protestas en el país, subvierte el sentido de la política para hacer de ella un modo de satisfacer las ambiciones de uno pasando por encima de muchos, que expresaron ya su rechazo a una nueva reelección de Morales el 21F. Esto atenta contra la noción cristiana de bien común.

Coincidentemente, el Papa Francisco dijo recientemente a los obispos latinoamericanos que la política es ante todo servicio y que “no es sierva de ambiciones individuales”. “Tampoco patrona, que pretende regir todas las dimensiones de la vida de las personas, recayendo en formas de totalitarismo” que se estarían enseñoreando en algunos países latinoamericanos.

Es otro intento de manipulación, como el de la casita, tratar de hacer pasar como un asunto de mero trámite, y no reconocerlo como una manifestación del evidente malestar popular contra los abusos en todos los órdenes del gobierno y contra ese fallo del TCP, al resultado de las elecciones judiciales del 3D.

Y es que, como dan por sentado los obispos, es obvio que esa sentencia responde a presiones del gobierno sobre otros poderes, ejercidas con el solo afán de que Morales se quede en el poder mientras se lo permitan su salud, los recursos del Estado y el sistema electoral; ya no la ley.

Por si quedara alguna duda de que Morales y su gobierno no sólo que tienen poco que ver con el mensaje de Cristo en el Pesebre sino que con frecuencia están enfrentados diametralmente a él, la CEB, así como las iglesias evangélicas y otras cristianas, también ha criticado que el MAS pase nuevamente por encima de la Constitución y el Pacto de San José y promueva leyes que atentan contra la vida de los más indefensos.