Con 26 partidos en el Congreso (incluyendo el Partido País Libre y el Partido de Solidaridad Humanística), el votante brasileño debería tener para escoger. Pero tantas opciones exacerbaron los escándalos de corrupción de Odebrecht, Lava Jato, Petrobras y Siemens que contribuyeron a la recesión que minó la confianza del votante. Hoy, financistas y empresarios exitosos están buscando maneras de encaminar la política de Brasil.
El panorama económico se torna halagüeño porque el 6 de diciembre el gobernador del banco central brasileño, Ilan Goldfajn, recibió la aprobación para reducir la tasa de interés de referencia del país a un mínimo récord. Además, según la Agencia Nacional de Estadística de Brasil, el consumo y la inversión se afirmaron el tercer trimestre de 2017, aumentando el PIB 0,1% en relación con el trimestre anterior, y 1,4% en comparación con el año anterior. Por primera vez en cuatro años la inversión subió 1,6%.
El ministro de Finanzas, Henrique Meirelles, confirma que el PIB hubiera crecido aún más, de no haber sido por la contracción temporal del 3% del sector agrícola en el tercer trimestre. Debe recuperarse. Añadió que la mayor inversión refleja optimismo. El Markit’s PMI mostró que el sector manufacturero creció en noviembre mensualmente más que en los últimos seis años… respondiendo a una mayor demanda interna y externa, registrando cifras ajustadas de 53,5 contra 51,2 en octubre.
El ministro recalcó que la recuperación de la economía brasileña de una profunda depresión se acelera y no requiere mayor estímulo… y que el gobierno pronto tendrá que cambiar el pronóstico de crecimiento del PIB de 2018. “Anticipamos un PIB sorprendentemente positivo y por encima de los esperado… la economía crece y crea empleo…”. Con la inflación y el costo del crédito bajos, el nivel de confianza sube, lo que será suficiente para mantener el crecimiento sin necesidad de medidas adicionales. Con los ingresos tributarios creciendo más que la economía, los peores devaneos fiscales del gobierno son historia. Ayudaría que el Congreso aprobase la ley de reforma de las jubilaciones.
El presidente Temer de Brasil busca la aprobación del Congreso para una reducción este año del políticamente intrincado e insostenible gasto de jubilaciones, que en 2017 costará la mitad del presupuesto nacional, que desde ya registra un déficit de US$56 mil millones. Las persistentes corrupción y parálisis legislativas han sido causas rancias de la situación actual que, a todas luces, debería aliviarse antes de la elecciones de 2018. El país necesita urgentemente mejorar sus sistemas de salud, educación e infraestructura, lo que demandará una razonada y urgente distribución de los recursos federales.
Tras un periodo de recesión, el crecimiento económico del Producto Interno Bruto (PIB) de América Latina se recupera, alcanzando 1,2% en 2017 y es posible que alcance 2,3% en 2018, según analistas privados. Estas cifras están basadas en que Argentina crezca 2,8% y Brasil 0.7% en 2017, y 3% y 2,3 respectivamente en 2018, lo que depende del aumento del consumo interno y la disminución del gasto público con decreciente inflación. No ha de ser fácil ni tampoco imposible siempre y cuando la cordura política de las centro-derechas y centro-izquierdas recupere la seriedad económico-social que extraiga a los dos países del marasmo izquierdoide que los ha llevado al borde de la ruina… y de la que costará extraerse. Lo están intentando.
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