La instalación y el funcionamiento de fundiciones de hierro son una necesidad imperiosa de toda nacionalidad que tiene ambiciones de convertirse en una nación moderna que participe en el concierto de naciones del mundo contemporáneo. La existencia de esta clase de fundiciones tiene como objetivo principal crear la industria pesada o sea la industria que produce máquinas para producir máquinas, base para la revolución industrial y no solo destinada a producir materias primas de exportación.
En Bolivia la siderurgia o instalación de una fundición de hierro constituye una necesidad imperiosa. Su realización fue intentada en varias oportunidades, en especial desde los tiempos en que en su territorio se descubrió importantes yacimientos de hierro, en particular el del cerro Mutún, uno de los yacimientos más ricos del planeta. También la satisfacción de esa necesidad nacional se hizo más patente por el interés de la iniciativa tanto de origen privado como estatal que vieron en el funcionamiento de esa industria un brillante futuro para el país, aunque, finalmente, los esfuerzos no dieron los resultados anunciados.
No obstante las dificultades, a medida que el país fue superando condiciones coloniales y feudales, los proyectos de instalar fundiciones se fueron haciendo más posibles, en especial el referido a la utilización del mineral del reconocido yacimiento del Mutún, donde inclusive funcionó una pequeña empresa privada nacional que, sin embargo, cuando estaba empezando a desarrollar, fue clausurada por el gobierno, bajo el proverbio de “perro del hortelano que no come ni deja comer”.
No obstante esos antecedentes, en el año 2016, el gobierno reactualizó la iniciativa, y firmó un contrato de explotación del Mutún con la empresa hindú Jindal Steel, el mismo que no culminó por incumplimiento mutuo de varios puntos del acuerdo. La frustración de ese proyecto determinó gran decepción en la ciudadanía, debilidad que el gobierno trató de superar mediante una nueva licitación que esta vez recayó en una firma china en base a una invitación directa: la firma Sino Steel Equipment. La adjudicación fue firmada en diciembre de 2015.
Dicho contrato, -igual que los anteriores- es analizado por el autor del libro “MUTÚN - Crónicas y vicisitudes de un anhelo nacional, la Siderurgia”, con la erudición que caracteriza a un experto en materia de investigación de proyectos industriales, en el que desde un punto de vista profesional y profundo sentido nacional y técnico-científico y con respaldo de opiniones de destacados técnicos nacionales e internacionales, revela aspectos sustanciales del tema de la siderurgia, sino, en especial, los alcances de los contratos y el futuro del nuevo contrato, mostrando, entre otros puntos, que dicha empresa china no demostró su solvencia financiera, tiene crecidas deudas, fue acusada de fraude y no habría cumplido requisitos técnicos y que su oferta de invertir 450 millones de dólares era muy superior a la que ofertó otra empresa por solo 419 millones de dólares y otros.
Es más, la explotación del Mutún por una empresa estatal, la Siderúrgica Mutún, fue apoyada por un crédito chino con la condición de acceder a la venta de maquinaria, equipos e instalaciones civiles e industriales que solo favorecen a firmas chinas, aspectos que deben ser observados por el pueblo boliviano para “esperar resultados exitosos de este emprendimiento estatal”, cuyo proyecto de factibilidad es desconocido y pese a los criterios de la Universidad de San Andrés sobre la propuesta del adjudicatario.
A lo largo de 214 páginas y con reveladoras ilustraciones gráficas, el libro de José Luis Urdininea constituye uno de los documentos más importantes sobre el asunto, sino el más importante sobre la siderurgia en Bolivia, tanto por su proyección técnico-científica, como de interés político y es de primera importancia para que gobernantes y población en general puedan orientarse sobre un tema de capital importancia y hacer conocer su opinión de tal forma que no se convierta en una frustración más o una vía para grandes dificultades para el país.
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