La deforestación acelera la escasez de agua y afecta a las zonas productivas –sostienen exposiciones realizadas en el coloquio de la Cooperación Suiza– ya que una mala distribución de este recurso en el planeta pone en riesgo la provisión del líquido elemento, que a nivel mundial ya registra déficit, por lo que los países deben tomar sus medidas para evitar mayor desperdicio.
Asimismo, se explicó que la ampliación de la frontera agrícola, en el caso del país, provoca la desaparición de bosques y la mala gestión empuja a la gente a migrar del campo a la ciudad, dejando pueblos con escasos habitantes, que en su mayoría son niños y adultos mayores.