Abandono absoluto del proteccionismo

No se puede dejar de observar y hasta admirar los crecientes éxitos que en tiempos recientes ha adquirido la política oficial antiproteccionista en la economía nacional, la misma que determina el exclusivo abastecimiento interno con toda clase de productos de origen extranjero, ya sean de China, Europa, países vecinos, etc. y, a la par, el abandono por parte de la población del consumo de productos nacionales.

Los mercados, ferias, supermercados, etc. se encuentran saturados de artículos de origen en el contrabando o la importación directa, realizados por comerciantes que han encontrado la oportunidad de hacer negocios y enriquecerse, ante la mirada complaciente de las autoridades y las políticas económicas que rigen en el país en últimos decenios. Se debe agregar que las mercancías extranjeras tienen precios más bajos y de menor calidad que los nacionales, por lo que son de preferencia de los consumidores.

Entre otros aspectos de esa realidad se encuentra, por ejemplo, la saturación en los mercados de productos agropecuarios. De otro lado, en el mercado casi solo se encuentra papa, verduras y granos de origen foráneo. Igualmente, artículos como cigarrillos, juguetes, ropa, calzados y otros. En una palabra, ¡todo es extranjero! A propósito, una visita a los supermercados permite confirmar que hasta el noventa por ciento de los productos que son mostrados en los estantes es de origen foráneo. Lo mismo se puede decir de las ventas callejeras, donde los indígenas hasta se molestan si se les habla en aymara.

Uno de los casos más notables, de origen en el libre comercio que práctica el gobierno, es el referido a la fruta. En efecto, los mercados están llenos de manzanas, peras, quiwis y otros, a los que ya están acostumbrados los consumidores. De otra parte, ahora la población se asombra con la presencia de otras clases de frutas que han sustituido a las nacionales, como mangos, duraznos, damascos, limones y paltas, etc. que, por lo demás, carecen el sabor y calidad de los nacionales.

En síntesis, fruta nacional ya casi no se encuentra en los puestos de venta y si alguna vez ocurre lo contrario, es con precios más altos que los de origen en la importación oficial o privada o bien vía contrabando, que ya ha adquirido carta de ciudadanía, pese a las supuestas campañas contra ese flagelo de parte de algunas autoridades.

Poco hay que agregar al desborde de productos chinos que ya ocupan cerca del cien por ciento de los mercados de ropa, artículos personales, relojes, y toda clase de artefactos manuales. En fin, en los mercados dominan artículos importados y no se conoce a los nacionales.

En definitiva, se puede concluir que el libre comercio y el abandono absoluto del proteccionismo, aplicados por el gobierno, están matando o han dado muerte a la producción agropecuaria e industrial del país, dejando a miles de personas en la calle, políticas antinacionales y antidemocráticas que pueden ser consideradas como causa de crisis económicas, sociales y políticas.