A la investigación auspiciada por la Embajada de Suiza en Bolivia, Agua: Elemento de vida, debe seguirle una línea de acción en los tres niveles políticos: nacional, departamental y municipal, porque este debate ha tenido como trasfondo a las persistentes y agudas sequías que se están dando en el país desde el 2016.
Este problema asociado con el cambio climático tiene su más visible ejemplo con la virtual desaparición del lago Poopó, la ausencia de agua del río Desaguadero y una aparente disminución del nivel de agua del Titicaca.
En noviembre de 2016 el presidente Evo Morales en una declaración a CNN informó que ocho de los nueve departamentos del país sufrían por la falta de agua, y en 94 barrios de La Paz hay racionamientos de agua desde hace más de 15 días.
Las autoridades informaron que se acentuará el plan de distribución de agua potable en La Paz mediante 60 cisternas y se instalará tanques fijos de 10.000 litros en algunos barrios, según informó ABI.
En noviembre del presente año, según declaraciones del gobernador de Chuquisaca Esteban Urquizu, los departamentos de Potosí, Chuquisaca y Tarija están sufriendo una aguda sequía que afecta a la provisión de agua potable, a los cultivos agrícolas y crianza de animales.
Agregó: varios pueblos están sufriendo porque no hay agua. Hasta hubo rogativas al cielo para que llueva. Estamos en emergencia y esperamos que llueva.
Al presente en este departamento se presentan dos extremos: inundaciones en algunas provincias y sequía y aguda escasez de agua que afecta a 26 de los 29 municipios del departamento, incluyendo la capital. Para ayudar en esta emergencia el Gobierno departamental, en coordinación con Defensa Civil, habilitó 11 cisternas para dotar de agua a cerca de 25.000 familias afectadas.
En octubre de 2016 el viceministro de Defensa Civil, Oscar Cabrera, informó que la sequía afectó en el país a 174.000 familias de 172 municipios, sobre todo de las regiones del Chaco, la amazonia, Oruro y La Paz
En el mes de noviembre de este año los ganaderos del Beni se vieron afectados por sequía, y quemas de bosque que causaron pérdidas en la ganadería y se quejaban de que sus ríos se están secando.
Los indígenas del Tipnis que están en permanente contacto con los medios de comunicación se quejaron de que sus riachuelos virtualmente se están secando, lo cual dificulta sus medios de transporte, que son esenciales para conseguir las otras provisiones necesarias para su alimentación.
En septiembre de este año el alcalde de El Puente, Hugo Girón, declaró estado de emergencia por sequía en la región. La situación estaba afectando los cultivos, ganadería y los sistemas de agua potable en 30 comunidades de este municipio.
Autoridades gestionan apoyo y ayuda económica del Gobierno central al margen de la Gobernación de Tarija para la ejecución de proyectos y programas destinados a mitigar los efectos de la sequía.
Claramente la información anterior nos está demostrando una dura realidad, como efecto del cambio climático, el mal manejo de nuestro territorio, entre otras acciones una creciente deforestación, están generando una situación de sequías que se presentan a lo largo y ancho del país, llegando al extremo de que el departamento del Beni, que se caracterizó en el pasado por periodos prolongados de inundación, ha empezado a sufrir sequías y con ellas muerte de ganado.
Respondiendo al discurso político de ser cultores y defensores de la “pachamama” se requiere un Plan Nacional de Manejo del Territorio, para preservar el mismo y lograr un manejo adecuado del mismo. Sugiero las siguientes medidas concretas: 1) Declarar veda de 5 años a la deforestación. 2) Dar prioridad a la inversión en los proyectos de embalse de aguas: i) Ejecutar proyecto Abapó Izozog, ii) Ejecutar proyectos Bala – Chepete, iii) ejecutar los proyectos pendientes en Tarija.
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