El tiempo pasa volando y en la política se convierte en un suspiro. Ahí tenemos a S.E. que cumplirá 14 años al finalizar su gestión y que quiere más porque dice que le ha faltado tiempo. Sin embargo, la oposición no tiene un candidato que esté en marcha, aunque puede haber muchos aspirantes potenciales. Hace dos años los masistas decían que la “derecha” no tenía candidato ni programa y se retrucaba afirmando que no era necesario lanzar un candidato faltando cuatro años para las elecciones; que ya aparecería uno consolidando una alianza ganadora. Pero resulta que hoy sólo quedan dos años por delante y no hay candidato para enfrentar a la fórmula del MAS, que, aparentemente, llueva o truene, ilegal hasta la vergüenza, volverá a ser S.E.
¿La gente espera que aparezca de golpe un redentor y que reúna a toda la oposición para dar una tunda electoral? Se podría todavía crear a un nuevo líder siempre que salga a la luz ahora. Para que un personaje se haga conocer requiere de tiempo. Además que no se ve ni por asomo a alguna cara nueva que pueda entusiasmar. Si la situación está así, es necesario recurrir a lo que se tiene, pero hay que hacerlo sin pérdida de tiempo, porque, como sabemos ese suele ser el peor enemigo.
Imaginamos que los potenciales aspirantes no se animan a lanzarse al ruedo por dos motivos: por falta de consenso que les permita una gran alianza ganadora; o porque temen sacar la cabeza del agujero y que la maquinaria masista los triture. Para eso de triturar está ávida la justicia del MAS. Y claro que quien se lance de candidato va a ser tachado de neoliberal, fascista, privatizador, racista, separatista, imperialista, ladrón, chilenófilo, y todo cuanto está fosilizado en la mente de S.E.
El asunto es que el único que ha dicho que quiere ser candidato es S.E., aunque sea una desfachatez. Carlos Mesa dice y reitera que no va a ser aspirante, pese a que las encuestas lo ponen en envidiable posición. Tuto Quiroga tampoco ha lanzado su candidatura seguramente que esperando negociar apoyos. Y Doria Medina está en las mismas, aunque está haciendo más política que ninguno. Rubén Costas sabe muy bien que si se proclamara candidato habría una sucesión de nuevos juicios y que le endosarían las fábulas del separatismo y del patriarcado. El ex presidente Jaime Paz, muy ducho, se ve como una suerte de hechicero, que puede vaticinar lo que ocurra y pesar en la balanza política, pero, aparentemente, sin postularse. Después están Revilla, Leyes, la valiente Soledad Chapetón, Ernesto Suárez y por supuesto Oscar Ortiz.
Colla-camba, camba-colla, es una de las especulaciones para crear una fórmula y es razonable. Ya está bueno del binomio andino que gobierna Bolivia desde hace 12 años. Naturalmente que sería hora que salga del oriente el candidato a la presidencia para el 2019, pero para eso es necesario limpiar las callosidades del camino, aplacar los regionalismos extremos, y en el curso de los próximos meses (no más de medio año) saber quiénes quieren poner los huevos en el asador y quiénes no. Eso, sin darle más vueltas a si S.E. se presenta o no lo hace, porque no le podemos hacer el juego al Gobierno protestando eternamente contra la cochinada que nos han hecho en el referéndum del 21-F y con el fallo infame del Tribunal Constitucional.
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