III
Durante la entrevista con el presidente chileno Gabriel González Videla, su homólogo norteamericano Harry S. Truman le manifestó su deseo oficial de patrocinar, financiar y contribuir al proyecto de la faja de terreno de 10 kilómetros de ancho para que Bolivia pudiera comunicarse con el océano Pacífico.
Unos meses más tarde, el presidente Truman en la cuarta reunión de consulta de ministros de relaciones exteriores en la OEA dijo textualmente:
“Las repúblicas americanas poseen asombrosas oportunidades para su desarrollo económico futuro. Estas posibilidades sólo pasarán a ser realidades trabajando y proyectando conjuntamente durante largo tiempo. Me agrada imaginar, por ejemplo, la posibilidad de desarrollar vastas e incultas regiones, tales como las vertientes orientales de los Andes, convirtiéndolas en fértiles terrenos de cultivo. Me agrada pensar en un proyecto acerca del cual hablé con el Presidente de Chile. Se trata de la desviación de las aguas procedentes de los lagos de las elevadas montañas que hay entre Bolivia y el Perú para convertir en vergel la costa occidental de la América del Sur, desde el Perú hasta Chile, y a cambio de ello, dar a Bolivia un puerto en la costa del Pacífico. Conversé muy agradablemente con el Presidente de Chile a este respecto y me complace pensar en lo que representaría”.
El 19 de julio de 1950, el presidente de Chile Gabriel González Videla en declaraciones a la Revista “Vea” expresó:
“Consecuente con la tradición de la Cancillería chilena, y ratificando mi profundo espíritu americanista, nunca me he negado a conversar sobre la aspiración portuaria de Bolivia. Al asumir el mando, en 1946 el presidente Hertzog, de Bolivia, me recordó la promesa, y yo, de acuerdo con una norma nunca desmentida por la Cancillería de la República, respondí al Mandatario boliviano que estaba acorde en abrir conversaciones sobre el punto propuesto”.
Y a su vez el presidente Truman en una entrevista efectuada por la revista chilena “Ercilla” afirmó:
“Pregunta: Señor Presidente, hoy día hay una noticia de Sudamérica, que dice que Chile está listo a conceder a Bolivia un corredor hacia el mar y que Ud. aprueba dicha idea. ¿Podría Ud. darnos algunos comentarios al respecto?
Presidente Truman: Esto fue discutido cuando el Presidente de Chile estuvo aquí. Es un asunto entre Chile y Bolivia. No requiere de la aprobación del Presidente de los Estados Unidos. (Risas).
Pregunta: ¿Pero, a Ud. le gusta esta idea?
Presidente Truman: Sí, me gusta muchísimo”.
En Santiago, en La Paz y en Lima se abrieron agrias disputas sobre lo enunciado muy alegremente y con escasa precaución.
En Lima, el entonces presidente de la república General Manuel Arturo Odria Amoretti reaccionó de inmediato: Perú nunca fue consultado.
1.- El Gobierno peruano no ha sido informado hasta la fecha por los Gobiernos de los países interesados de ninguna gestión sobre la salida al mar de Bolivia y, por lo tanto, considera que las declaraciones de los presidentes de los Estados Unidos, señor Truman y de Chile, señor González Videla, solo reflejan la opinión personal de dichos mandatarios.
2.- El status territorial de la frontera entre el Perú y Chile está determinado por el Tratado de 1929 y su Protocolo Complementario, y ninguna modificación o alteración puede hacerse sin la participación y asentimiento del Perú.
3.- Las aguas del lago Titicaca pertenecen en condominio indivisible al Perú y Bolivia y su disposición y utilización competen exclusivamente a estos dos países.
En La Paz, la reacción más ácida fue la del patricio Franz Tamayo Solares, sus letras son leídas aún con gran deferencia:
“Chile pide compensaciones por el negocio que propone. Después de haber sacado una montaña de oro por 71 años en el litoral boliviano, aún pide compensaciones, Es preciso que todo el continente conozca esta demanda de compensaciones. La riqueza hidrográfica de un país hace parte consustancial de la riqueza territorial, igual que la sangre al cuerpo. Tomar las aguas y pretender que no se toca el territorio; sacar la sangre y pretender que no se toca el cuerpo, es querer cubrir un crimen con una estupidez”.
Los líderes del MNR todavía jóvenes también expresaron su desacuerdo, aunque con el pasar de los años modificaron su pensamiento radicalmente.
Aún los hechos históricos no terminan de esclarecerse, y la negociación se paralizó. Es curioso como historiadores chilenos de verdad discutida como Oscar Espinoza Moraga escribiera sobre los intereses chilenos “A nosotros, no nos conviene que la cuestión del puerto de Arica tenga solución inmediata, sino más bien postergarla para el futuro”.
Algo de razón tendría, pues los territorios chilenos sin el comercio boliviano languidecerían hasta quedar baldíos y despoblados, además de agotarse el ventajoso negocio portuario para las empresas chilenas. Ostria Gutiérrez fue siempre muy proclive a complacer los arranques y ocurrencias de Santiago. Exiliado en Chile luego de la Revolución Nacional de 1952, opuesto francamente al gobierno revolucionario, cumplió tareas bien remuneradas en la Editorial Zig - Zag y murió en Santiago en 1967.
Nunca en la historia de gobiernos democráticos la negociación llegó tan lejos y fue tan notoria entre ambos países hermanos.
El autor es médico estudioso en temas históricos y diplomáticos.
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