Las universidades del país hasta hace algunos años han estado casi ancladas en el tiempo y espacio, no aparecían en el ranking internacional; hoy, para orgullo del mundo académico del país, vemos con beneplácito el progreso alcanzado por algunas de ellas; especialmente las públicas y algunas privadas que aparecieron en el ranking latinoamericano del presente año. Según el estudio realizado por la Organización Quacquarelli Simonds, QS.
Este estudio indica que la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) de La Paz llegó a ocupar el lugar 161 y la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba, el lugar 191, entre las mejores 300 universidades latinoamericanas. Aparecen también algunas universidades privadas, como la Universidad Católica Boliviana (UCB) y la EMI; sin embargo se puede ver que aún falta para alcanzar los niveles académicos de calidad y competitividad deseadas; pero a nivel mundial ninguna universidad nacional llegó a registrar su presencia. También se puede observar, según el estudio, que el rendimiento académico de las universidades latinoamericanas es magro, siendo muy pocas las que llegaron a registrar algún invento científico, en comparación con universidades de países de otros continentes, como las de América del Norte, Europa, Asia y otros.
En un futuro próximo, los cambios tecnológicos y sociales que se vienen dando en el mundo afectarán aún más a la educación superior universitaria, porque el surgimiento de nuevos campos de profesión y carreras novedosas, en lugar de las actuales consideradas de relevancia, irán en decremento de aquéllas, perdiendo su valor e importancia por la desaparición del mercado laboral para esas profesiones y obligarán a las casas superiores de estudio a replantear y renovar sus programas académicos.
Según la página CNN Expansión, se dice que en el año 2030 desaparecerán más 2.000 MM de empleos vigentes en la actualidad, porque las empresas de entonces buscarán profesionales con perfiles que se adapten a las nuevas demandas y condiciones de cambio y los conocimientos multidisciplinarios. Todo ello obligará a las universidades a replantear sus perspectivas para satisfacer las demandas del futuro. La juventud de hoy, para no quedar desocupada, deberá tomar las previsiones del caso, proyectándose a tomar carreras nuevas que tendrán mayor demanda en el futuro.
Según la indicada página, las Tecnologías de Información y Comunicación (TICs) conformarán uno de los campos de mayor desarrollo y demanda de profesionales, por ejemplo: “Científicos de Datos”; “Desarrolladores en Móvil”; “Especialista en Ciberseguridad”, “Especialista en Robótica”; “Especialistas en Telemedicina”, etc.
Sin embargo, es muy preocupante que en la actualidad, las universidades públicas bolivianas que gozan de autonomía universitaria despilfarren los recursos que les son asignados por el Estado boliviano, en actividades nada académicas, como son los famosos festivales o “entradas universitarias”. Además, un 80 a 90 por ciento de estos recursos se va a gastos administrativos: sueldos o salarios del personal docente, administrativo, autoridades, etc., quedando un paupérrimo saldo de apenas un 10 a 20 por ciento, para gastos que demandan actividades académicas, como las de investigación científico-tecnológica, invención, modernización de equipos, infraestructura, y otras necesidades académicas urgentes.
¿Hasta cuándo se bailará y danzará en las universidades? ¿Algún día se dedicarán a la investigación científica, a tecnología e inventos, como lo hacen en otros países? El tiempo lo dirá y como el adagio reza: “mientras Bolivia danza, el vecino avanza”.
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