Valores de la estética

El concepto de estética no se reduce a ser un sustantivo del arte, extiende sus alcances casi hasta el infinito, dada la riqueza de su expresividad. En buenas cuentas, todo en la vida puede tener este atributo, excediendo inclusive la propia limitación que pueda tenerse.

La estética tiende a estar presente en el arte, pero cuenta con la virtud de llegar hasta a definir el propio comportamiento humano. Muchas veces se oye decir, con acierto, que tal persona tiene sí o no estilo, lo que muy bien es factible entender que al no guardar las formas ni exponer una cierta calidad, implícitamente está expresando que carece de los principales elementos estéticos, lo que refleja el grado de su nivel cultural, así como de sus propias maneras de ser.

Es necesario formular estos apuntes para tener una mejor comprensión de lo que es estética, pero más todavía, inducir a su adopción y esencialmente a su práctica en la vida humana, empezando por la que se desarrolla en el hogar y extendiéndola a la vida social. Pues, no se trata de un simple aderezo del existir, sino de la mejor manera de dar calidad y distinción a la personalidad que se ostenta.

Dadas estas consideraciones, resulta pertinente anotar que la estética no es un componente más de la cultura. Esto quedó puesto de manifiesto cuando en octubre de 2007, el espacio Simón I. Patiño y la carrera de Filosofía de la Universidad Mayor de San Andrés, de La Paz, promovieron la realización de un Encuentro de académicos y estudiosos, al que se dio en denominar “Estéticas contemporáneas”.

El propósito que tuvieron sus autores ha sido partir de una común inquietud: (re) definir la estética tanto/en desde saberes y prácticas diversas, o sea desde la especulación filosófica hasta manifestaciones de la vida cotidiana, abarcando sus relaciones multidisciplinarias con otros campos del conocimiento, lo cual involucró dar paso a la pluralidad de enfoques teóricos y metodológicos de investigación, así como de análisis de una temática tan esencial.

En las cinco mesas de trabajo que funcionaron para dar un mejor ordenamiento a las exposiciones y estudios del Encuentro, fueron analizadas las relaciones, según la organización que le dieron y nominaron, entre estética(s) y filosofía estética(s), literatura estética(s), artes visuales estéticas e imágenes y símbolos.

Como conclusión del trabajo de las mesas, aunque sin ser unívoca y totalmente definitoria, se expresó en el informe correspondiente que “el giro ético de la estética va mucho más allá de una falsa oposición entre lo moderno y lo postmoderno, pues lo moderno guarda en sí mismo una tensión de contrarios… entonces existirían dos visiones de este giro ético: una ligera y una más densa; la primera se enmarcaría dentro de lo que conocemos como lo apolítico de lo político y la segunda como lo político de lo político del arte”.

La práctica individual de la estética es constante, diaria, si se quiere ser más específicos. Existe una definición muy repetida, aquella que expresa que “la vida es arte”. Ciertamente lo es, por lo que, en consecuencia, la estética es parte componente de ella. Empero, el problema radica en las gradaciones que pueda poseerse. En unos casos, plena. En otras, esporádica. Todo depende del nivel de estudio que se tenga y el gusto cultural que caracterice a su personalidad.

Uno de los maestros de la intelectualidad boliviana, Pedro Querejazu Leytón, sostiene que “todas las culturas humanas han desarrollado sus propias estéticas, basadas en sus cosmovisiones, sus realidades y sus contextos específicos”, de acuerdo con lo que escribe en su estudio sobre “La estética del aburrimiento de la estética”, publicado en el libro “Estéticas contemporáneas”, cuya edición hizo efectiva la Fundación Patiño, en 2007.

A tiempo de ponderar la publicación del libro sobre el ya mencionado Encuentro, Querejazu expone que “No puede soslayarse la incongruencia de hablar de la estética en la época de la anti-estética o de la expresión legítima de otras estéticas exotizadas y validadas dentro del pensamiento postmoderno, estéticas premodernas, modernas y postmodernas viviendo simultáneamente.

Luego, anota: “En el mundo de las culturas mediterráneas emergentes de entre las grandes civilizaciones, a diferencia de culturas previas y coetáneas, los griegos antiguos gestaron y construyeron una cosmovisión de escala humana, con el ser humano como centro y prototipo ideal de figura masculina y femenina, en proporciones humanas. De hecho, ellos acuñaron los conceptos de estética y de ética, y por supuesto numerosas otras ideas que han sido la base sobre la que han construido la cultura o, más propiamente, la civilización occidental”.