Quiénes son de izquierda y quiénes de derecha

El único pensamiento político correcto en un país determinado es el que corresponde y está relacionado objetivamente a su realidad concreta. Si ese pensamiento refleja el sentido de la evolución historia de ese país dado, el pensamiento será de izquierda. En cambio, si el pensamiento político expresa la antigua realidad o quiere volver a ella, será un pensamiento conservador y reaccionario, de derecha. Existe, además, una tercera posición: la de las utopías de los soñadores, cuyos pensamientos políticos responden a observaciones planetarias, de otros países o emociones empíricas y positivistas, que fantasean con mundos ilusorios; confunden la realidad con sus deseos.

En esa orientación en el conocimiento del pensamiento político, cuando un individuo trata de superar el pasado y crear una nueva realidad, es progresista y bien puede considerarse de izquierda. En cambio, quienes no aceptan cambios o quieren restaurar el pasado (generalmente a título de izquierda y socialismo), lo que hacen es adoptar una posición de derecha y hasta de extrema derecha. Así, solo la realidad social crea el tipo de pensamiento político.

En el caso de la realidad boliviana, en 1952, por ejemplo, quienes estaban con la revolución nacional eran de izquierda, mientras los que se oponían a los cambios y deseaban restaurar o conservar intocado el viejo régimen, eran la derecha. Es de anotar que, por entonces, existía una tercera posición: la de los descreídos y falsos izquierdistas que pregonaban establecer el socialismo sobre la vieja comunidad, sin pasar por la etapa socialista, en la misma forma que proponen los populistas contemporáneos.

Las anteriores observaciones acerca de las posiciones de izquierda o derecha corresponden a un país establecido que tiene características específicas con su propia evolución histórica.

Desde mediados del siglo pasado, Bolivia registra cambios importantes en sus categorías económicas y pasó, en mayor o menor nivel, de la condición colonial a la nacional y, paralelamente, de la situación feudal a la democrática (en el sentido económico y no en el habitual). Esa nueva realidad, en evolución permanente (ya sea que avanza en forma lineal o a saltos o retrocede), desecha los conceptos políticos del pasado y crea otros nuevos. Es más, en su contenido, esa nueva realidad genera corrientes político-partidarias de derecha, izquierda y utópicas.

¿Cuál es, entonces, en forma específica, esa nueva realidad de la que nacen los nuevos pensamientos y posiciones políticas de diverso tipo?

La nueva y evolutiva realidad histórico-social boliviana, como efecto de sus antecedentes económicos y políticos, busca anular los saldos del pasado y construye un nuevo sistema absolutamente independiente de los deseos de los políticos y politicastros de moda. En síntesis, el contenido y orientación de este proceso histórico-social es nacional y democrático en absoluto. No es otro, ni puede ser otro. Tampoco puede ser desviado por el deseo de algunos “teóricos” venidos a menos. En ese sentido, solo quienes reflejan en su pensamiento político la realidad verdadera o sea que buscan la Nación con contenido democrático, son de izquierda y quienes o bien no captan ni entienden esa realidad, tratan de forzar esa realidad y van, finalmente, contra ella, o bien quieren aplicar sus sueños ideológicos que están contra la corriente de la historia, como ocurre con los populistas de toda laya, son de derecha, ultra derecha. Por tanto, solo quienes están con la corriente de esa nuestra realidad histórica son de izquierda y los que están en su contra son de derecha y contrarrevolucionarios. De ahí se infiere que quienes son llamados de derecha, son en realidad de izquierda, y quienes se llaman de izquierda son, en realidad, de derecha (aunque con careta de izquierda).

Las palabras de izquierda o derecha son de uso corriente en el país, pero la clasificación de las personas o partidos en torno a esos conceptos debe, pues, acomodarse a los términos que emergen de la indicada realidad.