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Los rostros de pobreza extrema acompañan la realidad boliviana

• Indicadores sociales del país muestran que la pobreza y la desnutrición pese a haber reducido en los últimos años, estadísticamente, aún faltan cumplir muchas tareas para contar con resultados favorables.

Pese a que en la última década (2005 y 2015) la pobreza extrema en Bolivia se redujo del 38,2% a 16,8%, la cruda realidad retrata el drama de quienes están al margen de este tipo de resultados, tal como sucedió con la niña Eva Quino de 12 años que murió de hambre y desnutrición crónica, en medio de un hogar sumido en la carencia. Su muerte mostró uno de los peores rostros de la indiferencia y el abandono por el que muchas familias bolivianas atraviesan.

Indicadores sociales del país muestran que la pobreza y la desnutrición pese a haber reducido en los últimos años, estadísticamente, aún faltan cumplir muchas tareas para contar con resultados más favorables.

La Encuesta Nacional de Demografía y Salud (EDSA 2016) en Bolivia devela que la desnutrición crónica en niños menores de cinco años se redujo del 32,3% en 2008 al 16% en 2016.

Sin embargo, el representante del Programa Mundial de Alimentos (PMA) para América Latina y El Caribe, Miguel Barreto, afirmó en enero de este año que en la región 34 millones de personas se van a dormir con hambre, y Bolivia está entre esos países junto a Guatemala y Haití.

La EDSA 2016 también destaca que la tasa de mortalidad en menores de cinco años disminuyó del 8% en 2000 al 3,8% en 2015. Sin embargo, los datos de la encuesta también detallan que la tasa de desnutrición aguda (por la falta de nutrientes) registró un leve incremento del 1,4% en 2008 al 1,9% en 2016.

Para el jefe de unidad de alimentación y nutrición del Ministerio de Salud, Yecid Humacayo, la disminución de la tasa de desnutrición crónica es resultado de las acciones que implementa el Estado como la alimentación complementaria para menores de 6 meses a 2 años, la suplementación con micronutrientes que se ofrece de manera gratuita en los centros de salud.

Sobre extrema pobreza, el viceministro de Presupuesto, Jaime Durán, subrayó que en la última década más de dos millones de bolivianos salieron de este segmento.

Durán destacó que esa situación se logró por la implementación de políticas públicas como el bono Juancito Pinto, la Renta Dignidad y el bono para personas con discapacidad.

DESAFÍOS PENDIENTES

Para la representante de Unicef en Bolivia, Ashuna Kim, pese al esfuerzo que realiza el Estado en favor de la niñez y adolescencia, aún hay desafíos pendientes que se deben atender con prioridad para visibilizar a aquellos menores que no son tomados en cuenta en las cifras oficiales.

“Hay progresos significativos en el país en materia de bienestar en la niñez, como es la reducción de la desnutrición, mortalidad infantil, acceso a la educación, pero también hay que mejorar y trabajar en incluir a aquellos niños de segmentos escondidos”, dijo.

Remarcó que si bien la pobreza extrema en el territorio nacional disminuyó, aún existen “bolsones de pobreza” en las áreas rurales. Recomendó al Gobierno que implemente una Ley nacional para proteger a los menores.

CASOS EMBLEMÁTICOS

En marzo de este año, el país se conmocionó al conocer la historia de Eva Quino, una menor de 12 años que murió por hambre, en un hogar en pobreza extrema y frente a la indolencia social.

De acuerdo con al examen forense, la muerte de Eva, que sufría epilepsia, fue causada por falta de oxígeno en los órganos y en la sangre, además de padecer desnutrición severa. La misma situación afectó a sus otros hermanos de 13, 8, 7 y 3 años, quienes eran cuidados por Alan, el hermano mayor que mantenía el hogar con su trabajo de albañil.

Meses después, otro caso acaparaba los titulares de la prensa, la muerte de otra menor de 13 años en el norte de Potosí que fue enterrada clandestinamente por sus padres.

Su muerte develó un drama familiar, sus padres y siete hermanos vivían en la extrema pobreza, sin dinero para comprar alimentos. De acuerdo con los reportes, los progenitores sabían del malestar de la joven, pero nada pudieron hacer por falta de recursos, esperaron a que muriera para luego enterrarla clandestinamente.

El 7 de septiembre se develaba el caso de la niña Naomi que con 14 años apenas pesaba 7 kilos. Al igual que en los anteriores casos se reveló que provenía de una familia de escasos recursos del norte de La Paz, y que además padecía de parálisis cerebral. Ante el conocimiento de las autoridades, la menor fue trasladada al hospital del Niño donde actualmente se recupera.

Estos casos son algunos de los muchos que ocurren a diario en el territorio boliviano y que es necesario visibilizar para impulsar programas y políticas públicas para reducir esta cruda realidad que afecta a miles de niños y adolescentes, pero el presupuesto asignado para combatir estas carencias aún es muy bajo. Para la gestión 2017 el Gobierno asignó el 5% para Educación, 4,1% para urbanismo y vivienda y 8,2% para salud, pese a que el artículo 321 de la CPE es claro al señalar que “las asignaciones (en política fiscal) atenderán especialmente a la educación, la salud, la alimentación, la vivienda y el desarrollo productivo. (Anuario-ANF)

 
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