Sobre la salud

Se debe poner, al servicio de todos, una medicina de calidad que comprenda prevención, diagnóstico, curación y readaptación, con un trabajo coordinado y humano, donde las necesidades de la salud no estén sometidas a la ley de aprovechamientos.

¿SANCIONAR LA MALA PRÁCTICA?

Junto al pereque de crear una “autoridad de salud”, también se habla de penalizar la responsabilidad de los profesionales encargados de la salud. Por estos dos falsos problemas, los Colegios Médicos hacen paros de mandiles blancos, con semanas de movilizaciones hasta el presente. Algo no va bien.

La ministra de Salud, Sra. Adriana Campero, en tratativas que llevan tiempo no puede solucionar el problema, consiguientemente se ve la necesidad imperiosa de asesorarla. Se advierte sus vacilaciones, convocó como lugares de diálogo a la ciudad de Cochabamba, a Santa Cruz de la Sierra, sabiendo que los médicos tienen dificultad para movilizarse de un lado para otro. Por esta razón los médicos han determinado hacer las negociaciones tendentes a la solución del conflicto en la ciudad de La Paz. Se tiene que facilitar el diálogo, la condición fundamental de la vida política o la discusión entre el Poder oficial (Idea y hombres que la ejercen) y los Poderes de hecho (Colegio Médico Nacional) que cristalizan las representaciones individuales y colectivas, orientadas al deseo de un manejo diferente de la sociedad.

NO HACER COSAS INNECESARIAS

Para que no vayan a situaciones bloqueadas, las Secretarías del Estado -tanto de comunicación como de salud- tendrían que saber que para ganar cinco pasos en adelante, se debe retroceder dos. ¿La creación de una nueva autoridad? ¿Penalizar la mala práctica profesional?, muy poco se pretende hacer. La autoridad (Ministerio de Salud), en un trabajo conjunto con los profesionales de la Salud, tendría que ocuparse de aspectos fundamentales que interesen a la organización racional y democrática de las estructuras sanitarias de toda naturaleza. Ellas pueden funcionar con respeto a los principios siguientes: secreto médico, libertad de prescripción y la libre elección del médico por parte de los enfermos.

Otra cosa es apoyarse en los dictámenes sociales y ganar muchos pasos en adelante en la gestión de los intereses generales, que pretender actos de autoridad que no muerden en lo real. Consiguientemente, para mejorar y desarrollar el sector hospitalario se puede proceder a democratizar la gestión, como pasa en este momento en la Policía Nacional, donde se respeta su reglamento y se procede al ascenso de sus componentes.

Finalmente, los sectores privados de los servicios de salud, con fines específicos de ganar dinero (clínicas, farmacias, centros de salud, etc.) pueden y están dotados de un estatuto, fijando las condiciones mínimas de su funcionamiento. Y pare de contar... que las cosas se manejan así, cuando se sabe y no se acude a vías dilatorias, peor aún, a querer sancionar algo que no se sabe. Y como si todo fuera poco, es importante saber que la rivalidad decretada a 14 de diciembre (petición de renuncia, trabajo de guardias, sindicaciones) no va obligatoriamente a una situación insoluble, o a la ruptura irremediable de los poderes antagónicos. Un manejo constitucional oportuno del ejercicio de las funciones gubernamentales facilita la colaboración indispensable para la paz social, algo que todos añoramos.