Son alarmantes las estadísticas sobre la cantidad de chaqueos de bosques que en 15 años han destruido 35 millones de hectáreas (ANF 14 diciembre). Según estudios de expertos, “gran parte de esos focos de calor (chaqueos) se produce en pos de lograr terrenos para actividades agropecuarias. Pese a sus efectos contaminantes, esta práctica está vigente en el país y es una de las principales causantes de incendios forestales. La quema de pastizales contamina el medio ambiente y hace que el país esté entre los principales del mundo en la producción de CO2”. (EL DIARIO 14/12/17).
Según datos obtenidos por la Fundación Amigos de la Naturaleza, “los departamentos de Santa Cruz y Beni son los más afectados en los 15 años”. Añade que “los incendios están influenciados por las crecientes presiones humanas vinculadas al uso del suelo, donde el fuego es una herramienta ampliamente utilizada”. Indican los expertos: “Unos 35 millones de hectáreas de bosques se han quemado en Bolivia entre los años 2000 y 2015, como un primitivo mecanismo de habilitación de tierras agrícolas”.
En todos los gobiernos se ha aprobado disposiciones para evitar los chaqueos; se ha establecido también sanciones para frenar a quienes abusan e invaden todo tipo de tierras con miras a habilitarlas para labores agrícolas y, en casos, se ha vendido parcelas, pero ninguna incitativa o prevención para evitar quemas indiscriminadas han surtido efecto. Anualmente, de manera especial en tiempos cercanos a siembras, se ha prohibido los chaqueos, pero no han surtido efecto alguno. No han valido las prevenciones y hasta la obligación de utilizar métodos apropiados y que sean ajenos al fuego, para habilitar tierras. La falta de controles y la no aplicación de sanciones han significado que surjan más interesados en conseguir ganancias con chaqueos indiscriminados.
Según el portal especializado (http/www.globalforestwatch.org/country/BOL) en el año 2016 se deforestó 470.601 hectáreas, mientras que un año antes la cifra llegó a 166.275 has. Según la misma fuente, “entre 2001 y 2016 el país tuvo la pérdida de cuatro millones sesenta y siete mil cuatrocientos diez y nueve hectáreas de la masa forestal acumulada”.
Los datos no solamente son preocupantes sino angustiantes porque de continuar los chaqueos y si no actúan los controles para evitarlos, se corre el peligro de que en muy pocas décadas nuestro país sea campo para la desertización, un fenómeno que nos privaría de extensos bosques, selvas, cabeceras y valles del país. Son las autoridades las que deberían extremar controles y hacerlo con energía y sin contemplaciones partidistas o económicas. Será preciso, por otra parte, que las universidades abran cátedras de prevención sobre medio ambiente, chaqueos, destrucción de suelos por causa del narcotráfico y, sobre todo, para utilización en áreas rurales; habrá que controlar y evitar el uso de químicos o precursores que envenenan las tierras y las aguas tan solo en beneficio de los productores de droga. Lo que se haga será provechoso para todos y preservará el futuro de varias generaciones.
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