Juan Bautista del C. Pabón Montiel
Este diciembre marca el tiempo más doloroso de la patria: enfrentados entre estamentos sociales que son una unidad en espíritu y cuerpo con sus pacientes. Tal es el caso de los médicos, enfermeras y para médicos.
No se requiere inteligencia para entender lo que sostenemos. Pero nunca en el país se dio un enfrentamiento de tal magnitud, con una huelga patrocinada por el gobierno, la que es cruel e inhumana. Sostenemos que es patrocinada, porque el gobierno nacional ha tocado artículos en el Código Penal promulgado, en el que se hiere y vulnera derechos de los profesionales. Por otro lado, tal es la dependencia hacia Cuba que, sin miramientos, la Ministra de Salud habla de la presencia cubana en territorio nacional, para reemplazar a los hijos de la patria por foráneos.
Bolivia cuenta, señores, con los mejores profesionales y científicos que a lo largo de sus vidas de sacrificio adquieren rango de nobleza, acercándolos a la santidad. No es una exageración lo que sostenemos: solo los médicos, enfermeras y pacientes que concurrimos a los centros hospitalarios conocemos que ningún médico bajo juramento atentaría contra la vida de un interno; salvo con fallas morales graves que aniden en sus personas.
No los canonizamos en esta hora dramática para Bolivia: hay uno que otro, así que como existen buenos también hay malos. Pero no generalizamos a un cuerpo privilegiado por sus dones para defender la vida.
Hay represión porque el gobierno nacional, encabezado por S.E. Evo Morales nunca atendió en persona los conflictos. Desde Chaparina, pasando por los incapacitados. El presidente Morales siempre estuvo de viaje y se da soluciones con fuerza, como en el caso de estos días mediante la Policía Nacional.
Territorialmente seguimos siendo grandes; con inmenso ríos y lagunas que siguen siendo nuestra heredad. En capitales troncales que no superan los cuatro millones de habitantes vivimos enguerrillados, más entre gobernantes que gobernados. Escuchar a la Ministra de Salud Pública los adjetivos contra los médicos es oír necedades a falta de razones. Incapaces de negociar soluciones, nulidades se ocultan tras de un escritorio.
Los bolivianos “nos democratizamos a cañonazos; a espadas y golpes; cuando los laureles de la canalla reverdecen” (*), buscando apropiarse del poder omnímodo, con discrecionalidad y concupiscencia.
Desde que ascendió don Evo Morales al poder, observamos que él estuvo muchas veces lejos de Palacio, por viajes en misiones oficiales. Todos los conflictos el gobierno los ganó por cansancio y desprecio por la vida. Todos quisieron dialogar con el “Jefe”, ausente para las decisiones -incluso sus partidarios-, mientras la nación da bandazos y por un milagro supervivimos como Estado, ante la voracidad vecina.
Lo otro es que el Presidente no se aguanta de “declarar” cualquier ocurrencia, como lo dicho en la posesión del Alto Mando Militar. Y despierta la susceptibilidad chilena, para que creamos que se asustaron ante lo sostenido por el Primer Mandatario boliviano. Chile es poderoso y quiere marearnos con una presunta delicadeza, que no la tiene.
Final: en las puertas de la Nochebuena, en la que gobernantes y gobernados debemos abrazarnos y perdonarnos, estamos ahondando nuestros dolores y alejándonos más con rivalidades de aldea, con dentelladas de quienes dirigen adjetivos a nuestros compatriotas, como si fueran extranjeros de segunda categoría.
Final: con la muerte en las espaldas, con la guillotina de la represión, con un gobierno ciego, nos abrazaremos en diciembre. ¡Felices Pascuas, en la Natividad del Señor!
(*) Referencias: “Melgarejo” obra en prosa del desaparecido escritor nacional Porfirio Diaz Machicao.
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