La salud pública en el país está muy descuidada no obstante las continuas expresiones gubernamentales en sentido de que “el país alcanzó altos índices de desarrollo”; la verdad es que en cuestiones de salud pública lo que más se lamenta es la deficiencia existente en todas las dependencias públicas para la atención de personas que adolecen de muchas enfermedades y que, además, por falta de recursos financieros no acuden a la medicina particular que es cara.
Muchas veces, en los doce años que lleva el gobierno al frente del país, se ha hecho anuncios en sentido de “construir muchos hospitales y mejorar sustancialmente los sistemas de salud”. La verdad es que no se ha hecho lo suficiente para conseguir que la salud sea debidamente atendida. Reconocer que “la inversión en salud es todavía deficiente” (ED/13/12/17) es tocar simplemente el principio del gran problema, porque la verdad es que no existen los presupuestos debidos, menos la planificación precisa para encarar una solución integral al problema, cuando debería ser la principal función gubernamental, conjuntamente la educación, a encararse en el país.
Los simples anuncios populistas y demagógicos no logran resultados porque el extenso campo de la salud requiere, al margen de decisiones políticas y profesionales dentro del campo de salud, grandes inversiones, levantar estadísticas sobre lo poco que tenemos, planificar profesionalmente y actuar de consuno con las organizaciones médicas del país para encontrar las mejores soluciones a los múltiples problemas que se sufre.
Creer que la educación y la salud mejorarán tan solo con anuncios y publicidad gubernamental, no soluciona los problemas; el reconocimiento de que los presupuestos son insuficientes y no anunciar mejoras sustanciales, es lo mismo que nada porque, entretanto, entre reconocimientos y anuncios, el pueblo sigue padeciendo por grandes deficiencias en salud que se sufren. Muchas veces se dice que “estamos mejor que otros países”, cuando la realidad es que estamos a la zaga de todos y, si se quiere ejemplos, baste mostrar casos como Argentina, Chile, Perú, Uruguay y Brasil que cuentan con presupuestos muy altos para atender las urgencias y necesidades de hospitales, construir muchos en diversos sitios, provisión de vituallas y material moderno para proveerlos a quirófanos, equipar con camas y muchos servicios a hospitales en los que “hay que hacer turno para alcanzar un sitio” o, en muchos casos, estar a la espera, generalmente larga, para la atención con una intervención quirúrgica.
El caso tiene que ser atendido con mucha diligencia y responsabilidad por el gobierno y, conjuntamente la educación, dar preferencia y atenderlos antes que incrementar presupuestos de defensa que no tienen mayor importancia. La salud es bien que el pueblo precisa y no puede estar librado a simples declaraciones sobre realizaciones que tardarán en concretarse.
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