Sorpresas te dan los chinos

El gobierno boliviano acaba de hacer un descubrimiento: los chinos están produciendo computadoras. ¡Y otras cosas más! Qué bárbaros.

En vista ello ha tenido que suspender operaciones la fábrica boliviana de computadoras, que fue instalada con una inversión de US$ 10 millones en 2015.

Es que hace dos años el gobierno de Evo Morales no estaba enterado de que China Popular se había convertido en la segunda potencia del mundo. Al fin y al cabo no tiene la obligación de estar al tanto del avance de cada país. Son detalles que atraen solo a los adictos a las estadísticas.

Sabía que los chinos inventaron la pólvora y que sufrieron la guerra del opio, una torpeza de los capitalistas ingleses cuando decidieron convertir en adictos a los habitantes del país más poblado del planeta, y venderles la droga afgana. Por ahí, por lo de la droga, algo le sonaba familiar al gobierno de Morales, pero se nota que no sospechaba que el dragón asiático estuviera lanzado en el propósito de invadir el mundo entero con sus productos, aunque usando métodos menos torpes que los ingleses en el Siglo XIX.

Estuve en la China Popular en 1979, cuando el camarada Deng Xiaoping estaba comenzando esta revolución para convertir al país comunista más poblado de la tierra en una potencia industrial, dejando el manejo de la economía solamente en las manos de los jerarcas del partido.

A la larga, el camarada Deng pudo demostrar que su método era más inteligente que el de los jerarcas soviéticos, que optaron por esperar la agonía de la revolución sólo para quedarse con los despojos de la superpotencia, en una privatización hecha en medio del derrumbe, un desenlace poco honorable para la revolución de octubre. Y desalentador para quienes siguen buscando el comunismo.

Los chinos, en cambio, mantienen la “revolución” y el partido se ha convertido en la nueva oligarquía, que el camarada Mao quizá no hubiera aprobado. Y menos la camarada Chian Ching.

En fin, que el gobierno boliviano no estaba enterado de que China es una potencia industrial. Y decidió gastar en dos años Bs 593 millones, y fabricar unas computadoras que nadie quiere.

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