Contrasentidos previos al nuevo sistema penal

Las paradojas de la vida procesal penal. Pasó en La Paz. Anghelo Saravia, el ex fiscal que ostentaba haber desarticulado un consorcio de jueces y abogados, hoy se encuentra con dos acusaciones penales y encarcelado. Procesó nada menos que a Milton Mendoza; jurisconsulto paceño que resultó víctima de un montaje, hoy inocente y con la causa rechazada. El Dr. Mendoza fue el único en la historia del Ministerio Público que acusó y logró una sentencia por corrupción en contra de un ex comandante general de la policía y quien en su tiempo procesara a Goni y su ex mando militar que ordenó la represión al pueblo boliviano en la guerra del gas. De ese tiempo en que se implementaba la Ley 1.970, hoy se tiene un nuevo cuerpo normativo penal y procesal penal con “graves” desafíos.

Son por demás alarmantes las cifras que promovieron la redacción inicial del nuevo Código del Sistema Penal (CSP). La exposición de motivos, datos estrepitosos como causales de la crisis del sistema judicial; que en días más estrenará a “la segunda tanda” de magistrados electos vía voto popular. La cuestionante sobre su legitimidad o no, fue un debate postelectoral que tuvo su tiempo y que ahora asume con retos de cara al pueblo, el principal: la independencia del poder.

Unos cánceres de por lo menos siete aristas carcomen a la justicia. La cultura de los escritos; ni los hilos abastecen para cocer los expedientes producto de las ingentes cantidades de memoriales que van y vienen. Dilación de audiencias, la inasistencia de alguna de las partes procesales para promover suspensiones con razones o no, era parte de la estrategia jurídica.

Los incidentes y excepciones eran el mayor homenaje a la chicana jurídica, ahora se pretende suprimirlas hasta un mínimo y sólo hasta antes del juicio. Se plantea la vigilancia electrónica como alternativa a lo que hoy se traduce como la regla antes que la excepción: la detención preventiva.

Se plantea una oficina gestora de control al patrocinio desleal, sanciones reparadoras y rediseño institucional; son los pilares-reto para transformar, cuando menos, la justicia penal. En 18 meses más tendrá el CSP su aplicación efectiva y sólo habrá cambio cuando transformen las mentalidades, y jamás con los mismos actores.

El autor es abogado y periodista.