Los hombres somos juguetes del destino, pasajeros en esta vida. Muchos, sin tomar en cuenta esta realidad, destilaron odio y menosprecio contra sus congéneres. Pocos asumieron el rol protagónico de la reconciliación y, en consecuencia, sus acciones continúan generando reacciones diversas, pero, quiérase o no, son paradigmas que deben ser emulados por las futuras generaciones.
Entre ellos, algunos que merecen ser mencionados. Evoquemos, en este contexto, a aquellos personajes que reiteraron sus expresiones más sensatas, acerca de la causa marítima boliviana.
Tanto el canciller chileno Horacio Walker Larraín, como su compatriota el historiador Oscar Pinochet de la Barra, hablaron, con entusiasmo y precisión, de la posibilidad de una negociación, como una alternativa capaz de tender puentes de entendimiento, en torno al tema del Mar. Las palabras del primero datan de la década del 50 y del segundo de los años del 70 del siglo pasado.
Mi gobierno “animado de un espíritu de fraternal amistad hacia Bolivia, está llano a entrar formalmente en una negociación directa destinada a buscar la fórmula que pueda hacer posible dar a Bolivia una salida propia y soberana al océano Pacífico”, ha señalado, en respuesta a la nota del embajador boliviano Alberto Ostria Gutiérrez, el canciller chileno Horacio Walker Larraín (1).
“No vale la pena vivir otros cien años entre la desconfianza, la suspicacia y el recelo. Sería absurdo plantear un programa de buena vecindad basado en una mentalidad del Siglo XIX - el de la Guerra del Pacífico- en lugar de una mentalidad del Siglo XXI, con países madurados en una realidad mundial muy diferente… Es natural que, en este contexto, se vea más clara una futura negociación con Bolivia”, sostiene, de igual modo, el historiador chileno Oscar Pinochet de la Barra, luego de ciertos apuntes político históricos (2).
Tales intenciones, posiblemente equitativas, son dignas de ponderación, ahora más que nunca, dada la fragilidad de las relaciones diplomáticas boliviano - chilenas, desde el día que se ventila, en los estrados judiciales de La Haya, la demanda interpuesta por el país, clamando por comprensión de la nación transandina, en el asunto marítimo.
Los tiempos de la barbarie fueron superados con el transcurso de los años. El Siglo XXI es diferente al Siglo XIX. Los hombres, en un proceso político de más de un siglo, han adquirido una mentalidad que tiende a superar los conflictos mediante la negociación o el diálogo. Ha perdido toda credibilidad, por tanto, el lema que señalaba: “Por la fuerza o la razón”.
Se imponen tiempos inclusivos y de integración regional. Las actitudes exclusivas y de confrontación ya no tienen cabida hoy. El cambio promueve la renovación y refortalecimiento de los nexos de amistad boliviano – chilenos en una convivencia pacífica.
En suma: los bolivianos rescatamos aquellas iniciativas de negociación o diálogo en la esperanza de que ellas signifiquen el fin del problema marítimo.
(1).- “Mar para Bolivia”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 6 de agosto de 1974.
(2).- “Problemas internacionales en Arica para el próximo gobierno democrático”. Ultima Hora, La Paz – Bolivia, 27 de septiembre de 1987.
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