"Reescribir" la historia

La historia es una ciencia seria y objetiva, no puede ser objeto de improvisación y menos ponerla al servicio de una clase, de un partido o de una facción, como pretende la ministra de Comunicación, Gisela López, cuando dice que con la ayuda de la Editorial Estatal -recientemente creada- se “reescribirá” la historia del país. Sin investigación asidua, constante y ponderada no se puede hablar de historia, cuyo contenido ha de ser fruto de fuentes diversas y fidedignas que le sirvan de sustento. La historia no puede ser la obra de criterios unilaterales, como se desprende de dicha apreciación.

El país ha tenido y tiene valiosos historiadores, cuya construcción ha seguido ese proceso acucioso y documentado. Al presente la afirmación ministerial es un contrasentido, en tanto que sobre nuestro pasado se ha escudriñado bastante. Inclusive desde diversos enfoques, conforme a los cuales el ciudadano tiene suficiente libertad de análisis y juzgamiento. Además, ética y fácticamente nadie puede ser profeta de sí mismo, ni intérprete de sus propios actos. No se puede ser juez y parte al mismo tiempo. Quien escriba su propia historia caerá siempre en falsedades, vituperio y alabanza, aún más si se trata de la propia gestión pública. Es muy aleccionador y se lo debe tomar en profundidad que, como alguien dijo, “la historia es una filosofía de ejemplos”.

Viendo la cuantiosa inversión de 75.345.000 bolivianos en una Editorial del Estado, frente a otras necesidades realmente urgentes para el bien público, resulta un nuevo derroche injustificable. Este afán es más grave por cuanto “las vacas flacas” son ya una realidad, aunque se lo niegue y vemos falencias desesperantes. La salud es una de ellas, que cobra caracteres dramáticos.

Pese a que el Gobierno gasta sin medida en auto propaganda, en especial por vía televisiva, parece no bastarle. Este tren se dirige directamente a la promoción del presidente Evo Morales y los diversos ministerios no se quedan atrás, compitiendo entre ellos hacia el mismo fin. Se incluye, por supuesto, YPFB, empresas públicas, etc. De ahí que alcaldías y gobernaciones brincan también con lo suyo a ese terreno, cosa antes nunca vista y en detrimento de su difícil economía.

Tampoco es novedad que dicha Editorial intensificará la publicación de textos escolares con carga ideológica y de exaltación del líder del MAS, como lo viene haciendo el Gobierno desde hace 10 años. Siendo el 2018 año de intensa campaña electoral, como dijo el propio Jefe del Estado, esta maquinaria editorial debutará mediante afiches, volantes y pancartas en plan de saturación a favor de la repetida candidatura oficialista.