Si tomamos en serio los disparates que dicen quienes gobiernan el Estado Plurinacional, nos moriríamos de pena y de vergüenza, así que lo mejor es tomar la cosas como de quienes vienen, y tal vez, de esa manera, capear tantas fantochadas y muestras de ignorancia que soportamos desde que los de la revolución “democrática y cultural” asumieron el mando hace 12 años y nos hundieron en la oscuridad y desconcierto más absolutos una vez que decidieron sepultar la República, racista, excluyente, corrupta e ineficiente. Nada mejor que la risa para aliviar, en parte, el malestar.
Sobre los dislates de S.E. ya se ha escrito las graciosas “Evadas” e imaginamos que habrá en imprenta un frondoso libro sobre sus “tuits”, que son una mezcla de falsa interpretación histórica y ordinariez, que salen del Palacio Quemado a montones. Si los “tuits” los escribiera S.E. sería comprensible tan insulso contenido, pero afirman que detrás de todo existe un equipo redactor, lo que hace más lamentable la figura, porque denota la orfandad de apoyo que tiene el aspirante a la alucinante cuarta candidatura presidencial consecutiva.
El más conspicuo de los burladores de esta revolución de pacotilla ha sido, desde el primer día, el Vicepresidente G. Linera. Sobre sus declaraciones de fin de año ya se ha comentado bastante y con suficiente sorna. Pero no queda sino reafirmar que en su prolongada gestión no ha hecho otra cosa que sembrar el odio más intenso, con discursos inspirados en el más caduco anarquismo (disfrazado de socialismo), sumido en grotescas poses fascistoides de una cursilería teatral que sólo atrapa asnos. Ha sido, seguramente, el más pernicioso de los colaboradores de S.E. y quien lo ha alimentado de mayores traumas y rencores.
Luego de 12 años en la Vicepresidencia, se le ha ocurrido afirmar que ha nacido para la pelea. ¿Contra quién quiere pelear? ¿Contra sus fantasmas de la derecha? Valientemente afirma que está preparado para la victoria o la derrota, y que la muerte le va a llegar en cualquier momento. Dice que “con Evo somos hombres de guerra… y cuando no hay guerra nos intranquilizamos; cuando no hay conflicto estamos un poco incómodos”. Habrá que cantarle la vieja canción infantil de “Mambrú se fue a la guerra”, porque no se nos ocurre nada mejor. Cuando éramos niños desfilábamos con fusiles de madera o palos de escoba al hombro cantando que Mambrú se fue a la guerra y así nos divertíamos.
Ahora nos encontramos con Mambrú en carne y hueso, queriendo marchar al combate, arrastrando a S.E. y a los que quieran cubrirse de gloria en el gobierno más corrupto que ha tenido Bolivia. A Mambrú no le queda más que guerrear pero no para honra de la nación, sino para salvar el pellejo, porque llegará el momento (a todos les llega) en que habrá de saldar cuentas sobre todos los desmanes que han sido cometidos bajo su ala, cuya enumeración aburriría a los lectores. Es una lástima que el falso intelectual del masismo incite a la pelea cuando se inicia un nuevo año y cuando, más bien, debería aprender de corrido el padrenuestro, que le va a servir mucho más. Si él está buscando guerra es mejor reírse y señalarle el banquillo del acusado, donde pronto tendrá que cantar el aleluya en todos sus tonos.
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