Luis Enrique Jara Jara
Por debajo de la aguja de un hermoso gramófono trascienden dulces melodías bolivianas, se trata de un quebradizo disco de pasta o carbón que gira a 78 Revoluciones, grabado el año 1916, con el sello Víctor, cuya etiqueta lleva el nombre “Graciela”, describiéndola como “cueca boliviana”, interpretada por la Orquesta Setaro. Al escucharla se puede transportar mágicamente a un pasado musical casi olvidado; 800 discos como éste han sido rescatados, resguardados y preservados por el coleccionista Mauricio Jara J. y el bibliotecólogo Álvaro Mollinedo I., fundadores del proyecto “Sonidos perdidos”, que digitalizan estas joyas musicales y las ponen a disposición de otros investigadores o de quien desee disfrutar con nuestro exquisito pasado fonográfico.
Entrevistando a Mauricio aprendí que la música boliviana, grabada en soportes materiales, tiene una data de tiempo antigua. En 1903 los franceses Crequi Montfort y Senechal de La Grange hicieron 27 grabaciones bolivianas no comerciales, destacando la marcha de Francisco Suárez “Talacocha” y la cueca “Rosalía” de autor anónimo, grabaciones con valor histórico y antropológico. El alemán Robert Leheman Nitsche en 1906 hizo la única grabación no comercial boliviana, titulada “El Indio Chiriguano Boliviano”. Hasta aquí grabaciones fueron hechas en cilindros de Cera.
De las investigaciones efectuadas por Isaac Rivera y Fernando Hurtado del proyecto “Ajayus de Antaño”, se conoce que en 1910 el empresario boliviano Gerardo Argote grabó el primer disco comercial de música boliviana, siendo el “Himno Nacional Boliviano” (en una época anterior a la instalación de Plantas sucursales de las grandes empresas como la “Columbia Records”, “Víctor Talking Machine” y “Odeón” Alemana). En 1915 G. Argote grabó el primer lote de música boliviana en Discos “Columbia”, por una Banda española, destacando el bolero de Daniel Albornos “El Terremoto de Sipe Sipe”, en honor a un luctuoso acontecimiento sucedido en 1909.
En 1916 María Paz Gainsborg hizo la primera grabación musical cantada en sello “Víctor”; el año 1917 por primera vez se graba en Bolivia a partir de equipos de portátiles a cargo de Charles Althouse, destacan intérpretes bolivianos como Schultze y Alurralde, la Banda de la Intendencia de Guerra de Bolivia, la Banda del Regimiento Sucre 2do. de Infantería, entre otros graban 64 temas del nuestro repertorio como el Pasacalle “Se va y Se va”, el Yaraví “Mi destino es Padecer”, la Marcha “Tiahuanacu” de Francisco Suarez y “Parada Militar” de Rafael Ballivian; se deduce que por el compositor “Simeón Roncal”, se efectúan las grabaciones de sus composiciones como “Huérfana Virginia” o “Kaluyo Indio No 1” por la Orquesta Típica Odeón Alemana en el año 1923.
En 1928 bajo la dirección del Tcnl. Adrián Patiño Carpio se grabó con la “Banda del Regimiento Pérez 3 de Infantería” 26 temas genuinamente bolivianos, como “Irpaveñita” y la Marcha “Laureles”. En 1931 figuras como Alberto Ruiz Lavadenz y Felipe V. Rivera en Argentina, antes de la Guerra del Chaco, grabaron un lote de nuestro repertorio, como “Del Prado Vengo”, el Fox-trot “Titicaca”. En los años 40 irrumpió la Orquesta de Almirante Jonás (brasileño), primeros intérpretes de “La Diablada” grabada en este formato, que la describe como “Danza Boliviana”; Gilberto Rojas con los Indios Latinos y Las Kantutas, en composiciones como “Negrita” o “Tu Lunarcito”; las Hermanas Tejada con temas como “Pensando en Ti” o “Wayruritu” de composición de don Zenobio Tejada.
Posteriormente la Orquesta Típica de la Radio Nacional de La Paz, que tenía como vocalistas a Pepa Cardona y Yola Rivero, grabó temas como “Potosino Soy” de Manuel Iporre Salinas o “Paloma del Arrozal”. En 1949 apareció en Bolivia la primera industria fonográfica, con el nombre de Discos “Méndez”, bajo el rotulo de: “El Alma de Bolivia en su Música”. Con esta aparición, a partir de la década de 1950 se diversificó la riqueza de nuestro folklore, exportando artistas de la talla de Raúl Shaw Moreno, interprete de la polka de Gilberto Rojas “Palmeras”; Los Peregrinos con “Jenecheru”, Luis Gutiérrez con “Magnolia” de Bilbao La Vieja y Los Pepes con “Estás demás” de Alberto del Río, entre otros, acabando la producción de discos en este material hasta el año de 1959.
Así transcurrió nuestra historia fonográfica en el formato de Cilindros de Cera y discos de carbón de 78 RPM, que abarca cronológicamente de 1903 a 1959, siendo sin duda patrimonio boliviano, hasta ahora perdido y desconocido por muchos.
Valoro el trabajo de estos arqueólogos musicales, que atesoran más de 1.600 temas del repertorio nacional boliviano, considerando que ni el Estado ni instituciones públicas o privadas han hecho algo para recuperar el patrimonio fonográfico boliviano. Pero tranquiliza saber que a través de este proyecto toda la música de aquellos años está siendo rescatada de una muerte segura, evitando así la pérdida de nuestro patrimonio musical.
Orquesta Típica de Felipe V. Rivera en Argentina hacia el año 1937.
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