O Dakar o Código, esa es la cuestión

La indefinible ola de inquietud interna que se desarrolló en el país de manera inquietante durante las últimas semanas, ha puesto al desnudo un mar de fondo de gran profundidad y alcances históricos, hecho que puede ser considerado como el preludio de sucesos de mayor envergadura con el objetivo de resolver las grandes contradicciones que enfrenta la evolución política de la sociedad boliviana.

Esa crisis se incrementó a partir del momento en que el Tribunal Constitucional autorizó la re-repostulación a la presidencia de Evo Morales Aima, decisión que fue acompañada por la despenalización del aborto, medidas a las que siguieron la radical movilización de los médicos que, enseguida, recibieron el apoyo de sindicatos obreros, colegios de profesionales, universitarios, gremiales y, en algunos casos, de la población en general en capitales de departamento, hechos que, en conjunto, pusieron el gobierno en un callejón sin salida. Esa situación se agravó hasta la incandescencia con motivo del paro decidido por el Transporte Internacional, amenaza que puso al borde de hacer fracasar el costoso ejercicio del Dakar internacional.

Ante esa perspectiva, el gobierno, llevado por la filosofía consoladora de que hay que dar un paso atrás para dar varios adelante, decidió pedir a la Asamblea Legislativa la abrogación del Artículo 205 del nuevo Código Penal. Pero, ante la intransigente actitud del Transporte internacional y como proposición ultra petita, el gobierno solicitó al Congreso, además de abrogar dicho artículo 205, la abrogación del Artículo 137 solicitado por los transportistas, erróneo paso táctico del oficialismo que provocó que la opinión pública en su conjunto, en una nueva escalada de la crisis, también demande la abrogación del nuevo Código Penal en su totalidad.

En esas circunstancias, el gobierno de Evo Morales se vio acorralado ante el dilema de abrogar todo el nuevo Código Penal o mantenerlo vigente para así salvar el espectáculo del Dakar, disyuntiva que le ha puesto entre la espada y la pared. En esa forma, ahora la cuestión para el Presidente es “O Código Penal o Dakar”, conflicto político que ha hecho pasar al país de una situación de contradicción a un estado de un antagonismo insoluble, vale decir una situación política convulsiva, característica típica de una candente crisis que recuerda la duda final del personaje de la tragedia shakesperiana, resumida en las palabras: “La cuestión es ser o no ser”.