Sanatorio mental

Aquellos amigos que considero, desbordan mi cabeza,

en ellos guardo mi confianza, supongo que es mi naturaleza.

Conversó conmigo, un ser obsesionado con la mujer y su belleza;

como ya es de costumbre, mencionó a la causante de su tristeza.

***

Soy el único conocedor de sus innumerables fracasos,

ya no es razonable presentarse ante él, disfrazado de payaso;

con problemas de actitud, olvida por completo aquel laso,

aun sabiendo que acá, los compañeros son escasos.

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No respeta a nadie, a veces ni a él mismo,

no obstante su orgullo insiste y vive entre espejismos.

Embustero, pura fachada como el presente socialismo,

su adicción lo mantiene vulnerable ante mis aforismos.

***

Pienso seriamente al compartir sus propósitos;

aunque parezcan agradables, subyugan mis escritos

ocultándome un destino macabro. Atiborrado de parásitos,

apenas pude dejar los vicios, hoy dejo de alimentar esos mitos.

***

Pura fortuna, de la que no se goza perpetuamente;

según él, buscamos libertad en un mundo absorbente.

Confesos, no puedo, ni puede salir de mi mente,

torrente de malicia, mazmorra deprimente.

***

Ajeno, afirma ser conocedor de un declive emocional;

algo en lo que no concuerdo, pues ni yo comprendo su mal,

no hallé el origen de su anomalía. Para un pronóstico final,

es necesaria la inmediata internación a un sanatorio mental.

(Extracto “607 Memories”)