Imagen ante todo, uno de sus puntos fuertes

El arquitecto y poeta, Marco Antonio Barrón Márquez, realizó una crítica de cine sobre la película “Star Wars: Los últimos Jedi”, estrenada en el 2017, aseveró que el episodio 8 estaba anunciado por el “Despertar de la Fuerza de 2015”.

Continuación y cierre de El Despertar de la Fuerza (J.J. Abrams, 2015) que anunciaba ya, más profundamente, cambios en torno de los personajes y de la trama.

Ser una segunda parte de un capítulo de la historia general, conlleva necesariamente, apego al capítulo precedente, unión de cabos sueltos y redondear la subfábula y abrir nuevas sendas al relato.

IMAGEN ANTE TODO

Tales preocupaciones tienen a Johnson sin cuidado, no se centra en esos objetivos lógicos, sino que discurre por su cuenta, con hilos tan débiles con el capítulo anterior, que despeja (para utilizar un término deportivo, muy a propósito, en este caso) al modo típico de una serie televisiva, apelando al expediente de la historia dentro de la historia (caso de la juvenil pareja de Finn (John Boyega) y Rose ( Excelente Kelly Marie Tran) que, provistos más de entusiasmo que de experiencia, deciden salvar la nave por su cuenta), creando así, enganche para nuevos reclutas entre los fans, muy al estilo de la Disney Productions.

Más allá de la trama, que acusa cierta flojedad (dado que se trata de una segunda parte), el principal atractivo de “Los últimos Jedi”, radica en la fotografía, muy lograda por momentos, lo que le acerca al cine puro, imagen ante todo, que, con seguridad, será uno de sus puntos fuertes, junto con la emocionalidad transmitida por las características del tema, en términos de culto.

LUCHA POR LIBERTAD

¿Qué hace interesante a Star Wars, luego de una decena de filmes y treinta años en la pantalla, sin decadencia? Arriesgamos una hipótesis: la historia de la lucha por la libertad, semillero de héroes valerosos, dispuestos a morir por un ideal; fuente de valores intemporales, ante un enemigo ambiguo, oscuro, oculto y cuyos mecanismos de colonización son más bien de orden espiritual y moral; todo ello sazonado con un sustrato entre oriental y medioeval, que, superficialmente, como siempre, en una historia dirigida al gran público, la voluntad primaria es conmover, estremecer y distraer y, por debajo, persuadir, aunque no deliberadamente, sino como espíritu del lugar y contexto en que este tipo de entretenimiento se produce, una ideología de base de libre emprendimiento, de iniciativa, de universalidad del lucro privado y los peligros de su derivación perversa.