Dr. Allan Bruckheim
P: Mi entrenador nos dice constantemente que bebamos tanto líquido como sea posible, de modo que mis compañeros de equipo y yo acudimos a la botella de agua tan a menudo como podemos. Pero cuando preguntamos cuánto necesitamos, no hay respuesta. Sigan bebiendo, dice. ¿Cuánta agua deberíamos beber, cuando practicamos y cuando descansamos? Después de un tiempo, uno se cansa del sabor incluso del agua.
R: Dado que el agua forma del 60% al 70% del peso de su cuerpo y ejecuta tantas funciones importantes, es esencial que mantenga un consumo apropiado. Eso se explica tanto a períodos de trabajo intenso y ejercicio físico como a momentos menos activos.
Es importante remplazar toda el agua que su organismo pierde cada día, y eso puede ir sumando incluso en los días más tranquilos y con menos actividad física. Solamente en el proceso de respirar se pierden alrededor de 350 gramos. Incluso descansando, el cuerpo continúa transpirando, aunque usted puede no notarlo, y eso suma otros 720 gramos. Cantidades adicionales se pierden a través de la orina y la materia fecal.
Pero cuando usted incrementa el gasto de energía y participa en ejercicios físicos extenuantes, puede perder tanto como dos litros de agua por hora. Y por eso el entrenador insiste en decirles que beban.
Otra manera de calcular la cantidad de agua que su cuerpo necesita es considerar la cantidad de calorías que están quemando. Por cada caloría que quema, necesita alrededor de un mililitro (o sea un centímetro cúbico) de agua. Una persona activa trabajando o jugando duro quema de 4.000 a 5.000 calorías por día y necesitará de 4,5 a cinco litros de líquido.
Pueden mejorar el sabor de sus botellas de agua si añaden una rebanada de limón o dos. Si prefieren pueden llevar una de las bebidas deportivas, no hay problema, siempre que mantengan la cantidad de líquido que requiere el organismo.
DE INTERÉS GENERAL: Tiempo atrás leí una declaración del Dr. David Kessler, comisionado de la Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU., en la que observa que la falta de cumplimiento con los regímenes de medicación podría estarle costando a la economía entre 20.000 millones y 30.000 millones de dólares por año. En su mayor parte, culpa a la falta de comunicación efectiva entre médicos y los pacientes. Otro factor que cita es la cantidad de medicación recetada a los pacientes y el costo de estas prescripciones.
Ese último elemento queda ejemplificado bastante dramáticamente en un gráfico publicado en una reciente edición de Family Practice News. Mostraba una lista de 10 drogas con receta más usadas, junto con sus indicaciones y cifras de ventas. El remedio con receta más vendido en los Estados Unidos fue hasta hace poco el Zantac, un medicamento usado para tratar las úlceras estomacales, que sumaba 2.289 millones de dólares en ventas. El No. 2 era el Prozac, un antidepresivo, seguido por Procardia, una medicación contra la hipertensión. De los 10 medicamentos citados, dos eran para tratamiento de las úlceras, tres para la hipertensión sanguínea, una cada una para la reducción del colesterol, remplazo de estrógeno, tratamiento de la depresión, producción de glóbulos rojos, y uno era un antibiótico.
Ninguna de estas drogas puede tener los efectos deseados a menos que se las tome regularmente y siguiendo las instrucciones del médico. Son simplemente dinero desperdiciado cuando no se las usa adecuadamente.
EDITORES PRESS SERVICE INC.
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