La inclusión del Dakar por Bolivia es producto del amor al deporte del Jefe del Estado, con altas dosis de su promoción personal. Interviene también el deseo distraccionista ante los problemas nacionales, dando espectáculo al pueblo al igual que con otros acontecimientos. Por otra parte sale a luz, a modo de justificación, la atracción del turismo y sus beneficios para el país, pero a la postre el turismo es solo interno hacia la región de Uyuni, sin que existan datos ciertos y confiables de las utilidades que pueda generar para esa región. Siendo etapas del certamen países limítrofes como el Perú y la Argentina, las expectativas turísticas casi se desvanecen.
El deseo de atraer la atención de propios y extraños con el Dakar no es el único. Se llevó a cabo la sesión del Grupo 77 más China no hace mucho, así como numerosos eventos del mismo tipo en estos 12 años de gobierno. Por supuesto, sobresale el frustrado intento de que Santa Cruz sea el escenario del concurso Miss Universo, rechazado por el ente organizador. Tal propuesta significaba congraciarse con el capitalismo más rancio, en contradicción con el cotidiano discurso anticapitalista y antiimperialista. No importa el gasto del Tesoro Nacional para estos eventos, ni la cuota de millones de dólares como etapa de la pasada competición, por quinta vez.
Otra arista es la presión que los organizadores del Dakar habrían efectuado para la derogación de los artículos 137 y 205 del Código del Sistema Penal, con objeto de evitar conflictos a su paso por el territorio nacional. Pendía la advertencia de los médicos de no prestar auxilio en caso de emergencias y la amenaza del transporte pesado de bloquear los caminos del evento, situación que aceleró la señalada derogación.
Esa medida no garantizó la tranquilidad porque surgió el clamor de abrogar toda norma en disputa. Las manifestaciones no cesaron y el día 12 la protesta impidió en la avenida Montes el paso de un coche adelantado del rally, el que tuvo que desviar a otra calle. Lo culminante estuvo a cargo de un piloto cruceño, quien sorprendió con el micrófono en mano para recordarle al presidente Evo Morales no repostularse el 2019 si respetaba la Constitución y el 21F. Este pedido a viva voz paralogizó a todos los de palco oficial y suscito aplausos y algunos silbidos del público circundante.
Así, no se cumplieron los planes de aplauso para el presidente ni la vista complacida de Bolivia a nivel internacional, como proponían las principales autoridades, sino que los medios internacionales reflejaron el marco de convulsión del país, que por ahora no tiene fecha de solución.
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