Israel Camacho Monje
La escasa vacancia de cupos en escuelas y colegios de nuestro país, durante los últimos doce años (2006-17), ha provocado que miles de niños y niñas, así como adolescentes, no puedan inscribirse. En el fondo, constituye una flagrante contradicción con lo que ordena la Constitución Política del Estado, en su artículo 77, Parágrafo I: “La educación constituye una función suprema y primera responsabilidad financiera del Estado, que tiene la obligación indeclinable de sostenerla, garantizarla y gestionarla”.
El Artículo 81 expresa en parágrafos I: “La educación es obligatoria hasta el bachillerato”, II: “La educación fiscal es gratuita en todos sus niveles hasta el superior” y III: “A la culminación de los estudios del nivel secundario se otorgará el diploma de bachiller, con carácter gratuito e inmediato”. El artículo 82 Parágrafo I manifiesta: “El Estado garantizara el acceso a la educación y la permanencia de todas las ciudadanas y los ciudadanos en condiciones de plena igualdad”.
Pero el Estado o quienes lo representan en condición de Supremo Gobierno de la Nación han incumplido no solamente con los citados artículos, sino que también con los restantes. Es que no se ha construido más escuelas y colegios que respondan al aumento vegetativo de nuestra población, pese al inesperado período de las “vacas gordas” (2006-2016), cuando nuestro país recibió millonarios ingresos en dólares, como producto de las altas cotizaciones internacionales de nuestras riquezas no renovables, como el gas y los minerales.
Lamentablemente no se supo invertir tales ingresos económicos para atender nuestras prioritarias necesidades, como: 1) Construir más escuelas y colegios. 2) Crear más Fuentes de trabajo. 3) Instalar más hospitales. Tales deficiencias desde décadas atrás las veníamos arrastrando, por nuestra condición de país pobre y mendigante, por lo que de manera humillante somos ubicados a nivel internacional como el antepenúltimo país más pobre del mundo, esto es, después de Haití. Y pasado dicho e inesperado período, seguimos y seguiremos, no se sabe hasta cuándo, escoltando a nuestro hermano de desgracia, Haití.
Por todo lo anterior, al igual que en años anteriores, hemos sido testigos de las humillantes situaciones por las cuales padres de familia se han visto obligados a pernoctar desde la noche del pasado domingo 14 de enero en las puertas de escuelas y colegios de la ciudad La Paz, cubiertos con abrigos, mantas, frazadas o cartones, para protegerse del crudo frío de la noche, así como de las persistentes lluvias de la época, pero siempre con la esperanza de poder inscribir a sus hijos e hijas.
Pero, vaya sorpresa que se llevaron los sacrificados padres y madres de familia, cuando el lunes 15 y en horas de la mañana, una vez que se abrieron la puertas de escuelas y colegios, lo primero que comentaron fue que bien valió la pena la trasnochada, pues daban por segura la inscripción de sus hijos e hijas…
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