Proceso de cambio: sembrando (muerte) en Bolivia

Luego de una supuesta tranquilidad en los ya casi 12 años de gobierno, a partir de la resolución del TCP que autoriza la re postulación del Presidente los llunq´us felices se movilizaron anunciando defender el proceso de cambio y los resentidos lanzaron sus protestas. Los favorecidos con los programas del gobierno salieron para proclamar a Evo Morales y los discriminados que nada recibieron continúan con sus protestas; unos apoyan y otros están en contra. Estos acontecimientos de uno y otro lado causaron grande preocupación a la población; este tipo de problemas no se conocía en el pasado, hubo muchas conjeturas de distintas organizaciones y personas sobre lo ocurrido; el futuro es algo incierto, preocupante para todos, ricos y pobres.

Hace años, cuando Evo Morales mencionó a nivel internacional, como una novedad, las cualidades nutricionales de la quinua, inmediatamente el chileno Erik von Baer resultó ser dueño legal de la semilla de quinua. Esa noticia alarmó a los pueblos indígenas, los verdaderos dueños de esta semilla desde sus antepasados. Enseguida Baer vendió su patente a Monsanto. Y como si todo estuviera programado, Evo autorizó el ingreso de semillas y alimentos transgénicos a Bolivia. A partir de ese instante la población boliviana consume alimentos genéticamente manipulados y producidos con agro tóxicos. Este es el momento del inicio de la siembra de la muerte, luego aparecieron enfermedades desconocidas y cáncer.

Para nadie es desconocido que los alimentos transgénicos, producidos con agroquímicos, son nocivos para la salud. Cuando los del gobierno central tienen problemas de salud, inmediatamente viajan a medicinarse a Brasil o Cuba. El pueblo abandonado a su triste suerte hace filas en centros de salud y hospitales para su tratamiento. Para el colmo, éstos están en completo abandono, no hay suficientes medicamentos, los galenos muchas veces tienen que obsequiar a sus pacientes “muestras gratis” de medicamentos. En todos los centros hospitalarios faltan los insumos adecuados según la modernidad.

El artículo 205 de la Ley del Código del Sistema Penal ha causado los conflictos sociales de hoy. Unos dicen que es por acuerdo entre autoridades del Órgano Legislativo y otros lo niegan; pero todo problema tiene su solución y los caprichos del gobierno, como de costumbre, hacen que se prolongue el conflicto. Así ocurrió con los discapacitados, con el conflicto de Achacachi y hasta hace poco con los médicos.

La población boliviana ha tenido que sufrir con la prolongada huelga de médicos, como consecuencia de la pésima manipulación legislativa, de parlamentarios solo expertos en levantar la mano para aprobar consignas que no entienden. De todas las leyes lanzadas por el Estado Plurinacional, ni una merece aplauso, en especial los pueblos indígenas son las víctimas que sufren en silencio. Esta es la única vez que se reclama, gracias a los médicos. Por ejemplo: han legalizado el aborto, eso afecta tremendamente al sector rural y nadie reclama. Desde nuestros antepasados el aborto ha sido prohibido, por su íntima relación con el granizo. Cuando la granizada arrasa con los cultivos, las autoridades comunales inmediatamente convocaban a todas las jóvenes para revisar sus senos, para luego castigar si alguien había abortado.

La cultura andina siempre ha tenido sus propias normas a nivel etnocientífico, ellos afirman que la vida es: Desde la gestación hasta el momento de la muerte; sin embargo, culturalmente es permitida la eutanasia precoz. Por la misma razón hasta antes de 1952 no era posible ver abortos, menos en las comunidades, a no ser que sea por accidente y jamás por nacimiento. ¿Con la despenalización del aborto, están legalizando la muerte? Por lo visto, los llamados legisladores no entienden la dicotomía vida/muerte, lo que a nivel científico serían las ciencias de Eugenesia y la Eutanasia. En muchos países están en vigencia, en especial la Eugenesia se encuentra en el currículum educativo en Israel. Esta ciencia tiene papel preponderante en la educación, se enseña desde la escuela a los niños a comprender la verdadera cultura del ser humano, orientada al perfeccionamiento del ser, físico, intelectual y moral. En nuestras comunidades, desde la antigüedad han practicado la Eugenesia precoz, como homicidio consentido, Eutanasia.

Cuando promulgan una ley no solo es para un sector; la mala práctica se aplicaría a todas las profesiones; por ejemplo: el Presidente en varias ocasiones hizo una demostración pública de plantar un arbolito en procura de la defensa a la madre tierra. Toma una picota, cava la tierra en una cierta profundidad, luego lleva el plantín y lo cubre con la tierra. ¿Es una mala práctica profesional? El plantar un arbolito obedece a un método técnico científico: al cavar la tierra, se debe separar lo de encima a un lado y lo adentro a otro, luego el hoyo debe oxigenarse por lo menos 24 horas, recién llevar el plantín para cubrir con la tierra, de encima primero y luego la otra. ¿No habrá un Ingeniero agrónomo para asesorar al Presidente? Lamentablemente, en nuestro país todo es un carnaval desde hace más de una década.

Hoy en Bolivia mucho se comenta sobre las enfermedades desconocidas y el cáncer. Se dice que estas enfermedades son provocadas por los alimentos chatarra y los transgénicos que el ciudadano consume. Al recorrer mercados o ferias, rurales o urbanos, siempre vemos productos procedentes de países vecinos, con apariencia excelente, pero son productos genéticamente manipulados y producidos con agroquímicos. Esta es la razón de muchas enfermedades en la población boliviana; lamentablemente, ya es difícil encontrar alimentos naturales como en el pasado, procedentes de las regiones altiplánicas y valles interandinos.

Constantemente las noticias llegan a la población sobre la exportación de productos agropecuarios transgénicos del oriente boliviano. Al Estado Plurinacional solo le interesan: agro negocios de los grandes empresarios que producen soya, sorgo y maíz. Los agro-industriales tienen todo, subvenciones, créditos y tecnología, pero la pequeña producción de occidente se encuentra en total abandono, aunque también llegó la semilla transgénica de papa, e incluso de la quinua. El campesino en el futuro nunca más será dueño de su semilla.