Anticolonialista

-¡A ésos no los recojo¡- dijo el joven conductor y pisó el acelerador del pequeño minibús cuyo recorrido diario era, sin lugar a dudas, de plaza Murillo de La Paz a “Río Abajo”.

Dos parejas de turistas europeos y tres ciudadanos bolivianos que podían ser confundidos con aquéllos, quedaron atónitos ante la actitud del chofer, muchacho proveniente del área rural, que en la noche del día anterior asistió a una charla sobre la obra del obispo de Chiapas, México, Bartolomé de Las Casas, que en el Siglo diez y seis denunció el inmisericorde trato de la soldadesca realista española, contra los indios, a quienes no se les reconocía ni el parentesco humano.

-¡Más de quinientos años soportamos a pie a estos “kharas”!, ¿ y ahora quieren que les dé asiento y viaje hasta Río Abajo? ¡Ni loco! -agregó aumentando la velocidad de su vehículo.

Durante cuatro duras semanas, mantuvo su férrea decisión de “no levantar a kharas ni extranjeros”.

A fin de mes, debía pagar una cuota de su pequeña arma redentora, el minibús. Empero, su táctica de no recoger turistas, ni kharas, exitosa en su objetivo ideológico, fracasó a la hora de la verdad: no había juntado el monto necesario para pagar a la empresa, que con todo derecho, retuvo el vehículo hasta que el deudor se ponga al día.

-¡Otra vez a pie! ¡Nuevamente bajo el poder “del sistema”¡- dijo y pateando al aire, maldijo a los conferencistas de fray Bartolomé de Las Casas…