Cuidar las fronteras siempre ha sido una necesidad, debido a las muchas experiencias sufridas por la indebida apropiación de nuestros territorios por la ambición de otros países. Uno de esos episodios, tal vez el más grave, ha sido la pérdida del amplio Litoral que tuvimos y del que Chile, mediante artera ocupación, se apoderó. En el último tiempo, tanto Brasil como Argentina, Perú, Paraguay y Chile han movilizado personal, tecnología y muchos recursos con miras a resguardar sus fronteras y una de las razones para ello ha sido defender a sus naciones ante las acciones del narcotráfico.
Debemos lamentar que, sea por razones económico-financieras, por carencia de personal debidamente entrenado o, finalmente, por descuidos, nuestras fronteras no han recibido el reforzamiento necesario y, en casos, se lo ha hecho con la presencia de algunos soldados y nada más, que han sido rebasados por los contrabandistas y por la acción del narcotráfico. Esos descuidos han determinado, por ejemplo, el hecho de que Chile haya colocado miles de minas o explosivos antipersonales a lo largo de las fronteras, además de equipar con personal, tecnología, vehículos automotores, etc. a la frontera, lo que muestra grandes contrastes con lo que nosotros tenemos.
Brasil y Argentina han aplicado medidas muy severas en contra del posible ingreso de coca y cocaína a sus territorios, renuevan periódicamente personal y agrandan los espacios que son cuidados celosamente, al margen de que su aviación militar controla casi diariamente los espacios aéreos. Perú y Chile adoptan similares políticas con la inversión de mucho dinero y tecnología; por su parte, Paraguay también cuida sus espacios fronterizos. Hay que convenir que no obstante esas precauciones de seguridad, todos estos países no pueden impedir que el contrabando de ingreso y salida de Bolivia hacia esas naciones sea cada vez mayor; igualmente, los narcotraficantes se las ingenian para introducir drogas para consumo de su población o los toman como “puentes seguros” hacia Europa y Asia, donde existen grupos debidamente organizados para promover la comercialización.
Muchas veces se anuncia, por parte de las Fuerzas Armadas, que “nuestras fronteras están debidamente resguardadas”; sin embargo, el contrabando es permanente y, al igual que el de ingreso ilegal de mercaderías al país, es grande la salida con inclusión de carburantes hacia esos países, sin que los guardias fronterizos puedan evitarlo. Se sostiene que la falta de presupuesto impide una acción más decidida y ante ello, la colectividad se pregunta ¿si el presupuesto de Defensa es el más alto de todas las asignaciones, cómo es que no se gasta más en el resguardo de nuestras fronteras? ¿Qué hacen efectivos militares en las ciudades, por qué no están al cuidado de las fronteras? Hay preguntas que sería necesario responder.
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