La compleja situación nacional

Mientras en otros países la política está después, en Bolivia está primero, se deja atrás la política económica y social. Todo el accionar está inmerso e impregnado de política sucia y cínica. En Bolivia falta patriotismo, predomina la ambición de poder. En una ocasión, Wálter Guevara Arze manifestó: “La política no es el arte de la ética”. Desde el año 2006 el país está saturado de política barata. Se necesita de una agenda de transformación económica y de producción. No hay crecimiento óptimo de la economía de empresas por falta de inversiones. Hace falta más empleo formal. Existe alto nivel de desempleo. Bolivia es flagelada por la corrupción, somos el tercer país más corrupto en América Latina.

La inseguridad ciudadana sentó sus bases, es un serio problema por la ola de crímenes, asaltos, robos, atracos, feminicidios. Por la enorme producción de coca hasta nos tildan de narco Estado. El contrabando sigue matando la industria nacional. El país necesita más democracia y menos imposición, más legalidad no falacias; más Estado y menos poder político, más políticos con luces, menos improvisados y llunkus, más dignidad y ética, menos cinismo y arrogancia, más respeto y menos egolatría y soberbia.

Nuestro país necesita de políticas de Estado, aún no existen programas productivos ni políticas de desarrollo. Bolivia, todavía no se proyecta a nivel internacional y es el último en competitividad. Hay un pésimo clima para captar capitales. Estamos importando productos comestibles del exterior. Los cocaleros y los campesinos deben tributar. La subvención a los carburantes es pesada carga.

A partir de 2006 el árbol burocrático se triplicó. El crecimiento de la burocracia gubernamental es exagerado. Existen más de 22 ministerios con ministros y ministras deficientes, no compenetrados de la situación nacional. Igualmente, hay viceministros y viceministras a montones, sin calidad ni competencia.

El gobierno masista en doce años se ha desgastado, algo hizo por las regiones rurales, pero no obras de real importancia ni de magnitud. Gobiernos neoliberales hicieron programas de reformas estructurales, la capitalización de cinco empresas estatales dio enormes ingresos económicos. Evo Morales fue beneficiado al gozar de una bonanza que sirvió, incluso, para derrochar en obras faraónicas y compras suntuosas.

De Palacio de Gobierno envían “cocinaditas” leyes a la Asamblea Legislativa y sin borrar ni una coma y sin chistar tienen que aprobar. Senadores y diputados, con alguna excepción, en su mayoría levantan sus manos para aprobar leyes a toda máquina, sin consenso. Hay muchas leyes promulgadas sin quórum, que no se las ejecuta. No se ha tenido siquiera un debate fructífero sobre leyes realmente sustanciales y estructurales, por el contrario, fueron hechas fallidas leyes, como el Código del Sistema Penal, por lo que la Iglesia, empresa privada, magisterio, COB, gremiales y muchos sectores piden su abrogación. Somos gobernados mediante decretos y referéndums. El gobierno firma muchas leyes que no son cumplidas o son derogadas. Los presidentes de ambas cámaras son inamovibles, pero debería haber renovación. En el partido gobernante parece no existir gente capacitada.

El MAS no tiene estructuras de partido político, carece de líderes y proyectos históricos alternativos, por eso se observa la ineficiencia de autoridades gubernamentales. Evo Morales confesó una vez “que desconfiaba de los ministros. Le mienten al Presidente”. El partido gobernante es una organización de izquierda radical, agrupa a comunistas, socialistas, leninistas, marxistas, no tiene funcionalidad necesaria, carece de una sub jefatura y un comité ejecutivo, de ahí que Evo no tiene su sucesor o reemplazante.

En estos dos años que le quedan al Presidente, debe entregarse a dar soluciones a problemas económicos y sociales, que se establezca en el país un clima de paz, tolerancia, pluralidad, respeto a las diferencias y unidad nacional.