Motivación, clave para un inicio escolar productivo

Estamos a pasos del inicio escolar y existen ciertas inquietudes en los padres de familia desde el inicio a los jardines hasta el bachillerato.

Cuando el niño ingresa en los jardines, los padres deben ser positivos para ayudar a enfrentar cambios, ser muy conscientes de que encontrarán personas distintas y socializarán permitiendo al niño avanzar más rápido, aprendiendo a enfrentar nuevos retos y tener mayor actividad.

La recomendación para el inicio es clave dos o tres semanas antes de que el niño ingrese en el jardín, hay que hablarle al niño sobre lo que va a suceder y tratar de que suene atractivo para él. Hacer cambios de horarios y rutinas previamente al inicio de clases, es acostar al niño todos los días a la misma hora, levantarlo, bañarlo y tratar de que desayune, de manera que sea un proceso gradual y no brusco.

El proceso de adaptación de los niños al jardín puede durar días o semanas, de acuerdo con los ritmos individuales de sueño y alimentación. Que el niño llore es parte de la adaptación en las dos o tres primeras semanas, si en dicho tiempo las cosas no mejoran, se debe consultar al jardín, hablar con las profesoras y buscar nuevas estrategias de adaptación.

Los padres deben tener paciencia con su hijo, darle amor y acompañarlo. La primera reacción ante el llanto o el proceso de adaptación no debe ser renunciar, porque algún día tendrá que haber de nuevo un comienzo. Tu hijo conseguirá adaptarse mejor si tienes confianza en él.

EVITA DETERMINADAS FRASES

Si no te portas bien, no te querrán en el colegio; si no eres limpio tampoco, son frases que hay que evitar. Si tu hijo no es autónomo o no es plenamente consciente de su higiene, en el colegio imitará a sus compañeros, aprenderá los hábitos correctos.

Presta atención a las posibles preocupaciones del niño y tranquilízalo.

En lo posible ambos padres acompañen al niño en su primer día de clase.

Algunos niños encuentran verdaderas dificultades que van de la agresividad a encerrarse en sí mismo. Podrían ser etapas pasajeras que estarán presentes durante el tiempo de adaptación. Sin embargo, no dudes en consultar con un psicólogo si estos síntomas persisten.

CONSEJOS PARA MOTIVAR

La experiencia educativa nos enseña que es necesario y posible motivar a los niños y a los adolescentes para aprender más y mejor, ésta debe aflorar como energía impulsora del gran dinamismo del aprendizaje si promovemos un modelo, si coordinamos deseos, refuerzos y facilitadores; si compartimos métodos, recursos y objetivos especialmente, si confiamos en ellos y en su gran potencialidad.

Si queremos que nuestros hijos o estudiantes se motiven por aprender, tenemos que tener presentes una o varias estrategias para conectar la energía que éstos generan por sí mismos como impulso de aquello que deseamos que aprendan.

LA PRIMERA INFANCIA (3-5 AÑOS)

- Cuando el niño ya se comunique, dialoga con él y estimula su curiosidad útil con preguntas de opciones abiertas.

- Si pretendemos motivarlo para que incorpore un conocimiento nuevo o para que aprenda una nueva capacidad, conecta ese centro de interés con una interacción divertida, emocionante o placentera.

- Cuéntale cuentos y léele libros antes de dormir, con ilusión y ternura, mucho antes de que aprendan a leer, porque desarrollarás su atención, su imaginación y su interés por aprender.

LA SEGUNDA INFANCIA Y PREADOLESCENCIA (6-11 AÑOS)

- En cualquier proceso de motivación para aprender en la Escuela Primaria ten presente los tres grandes deseos de cualquier persona y a cualquier edad: placer, reconocimiento y aumento de posibilidades.

- Sé modelo de curiosidad útil, de motivación y de superación personal.

- Dialoga con tu hijo o hija, escúchalo para que se sienta comprendido y aprenda empatía.

- Transmítele confianza y felicítalo siempre por su interés y por sus progresos a medida que avance en ellos.

- Refuerza su voluntad, su persistencia y su constancia en la tarea.

- Permítele un conocimiento positivo de sí mismo, la autoestima de logro, y una mayor autoconfianza en sus posibilidades.

- Premia su motivación y sus avances en los estudios con reconocimiento y con privilegios merecidos.

- Ayúdale a ordenar su espacio y su tiempo para el estudio, y favorece su ocio y el desarrollo de sus aficiones personales (deporte, naturaleza, arte, ciencia, tecnología, entre otros).

LA ADOLESCENCIA (12-16 AÑOS):

- Consolida los buenos hábitos de motivación conseguidos durante la infancia, actualiza con ellos las normas de convivencia en el hogar y acepta la negociación de los aspectos más relativos, favoreciendo su autonomía y su responsabilidad para cumplir las normas.

- Aumenta la participación de tu hijo en las conversaciones familiares importantes, compartiendo preocupaciones, problemas y posibles soluciones en las que se involucre.

- Trátalo como el adulto responsable que esperamos que sea y no lo etiquetes negativamente, sino destaca sus logros y concreta sus comportamientos a mejorar.

- Anímalo a imaginar, crear y emprender pequeños proyectos personales

- Acepta sus sentimientos y comprende sus emociones en la etapa adolescente, porque se producen tantos cambios cerebrales como hormonales.

- Estimula el ejercicio físico, el deporte personal y de equipo, porque la resistencia al esfuerzo, la superación y el éxito en estos ámbitos favorece la motivación general.

Motivar a nuestros hijos es posible, especialmente si estamos incentivados por superarnos como personas, como padres o como profesores, si les hacemos sentir la energía que da amar la vida y aprender a vivir, más conscientes, con más intensidad y con las personas, de alguna forma lograremos conjuntamente esas metas a lo largo de la etapa escolar.