Al calor de la Alasita, todos se unieron e ilusiones abundaron

Una vez más, la Feria de Alasita, en su inauguración, al mediodía de ayer, congregó a los bolivianos entorno a un mundo de ilusiones, anhelos y esperanzas que se materializaron en cosas pequeñas, en miniaturas ofrendadas a las divinidades ancestrales y a Dios, para que en corto tiempo se conviertan en realidad.

La Alasita (voz aymara que significa cómprame, en español), este año 2018, más que nunca, demostró al mundo su validez como tradición nacional porque en diciembre del año pasado, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) incorporó a los “recorridos rituales de la ciudad de La Paz durante la Alasita”, en la lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Este fue un motivo suficiente para enaltecer la labor de los más de 6.000 artesanos que hacen realidad (en pequeño) los sueños de miles de bolivianos.

“Esta es una celebración nacional, porque se replica en todos los departamentos del país, aunque en diferentes fechas. De este modo, tenemos la presencia de los artesanos que convirtieron esta celebración en nacional y su trabajo hizo que seamos patrimonio de la humanidad y, por lo tanto, tenemos la responsabilidad de autoridades, trabajadores y ciudadanos de preservar la feria, no sólo a nombre de los paceños sino de los bolivianos”, afirmó el alcalde de La Paz, Luis Revilla.

Asimismo, recalcó que junto al Gobierno y los artesanos, se estableció un “Plan de Salvaguarda” para proteger esta tradición y difundirla en escuelas y universidades.

Acompañado por su esposa e hija, el vicepresidente Álvaro García participó en la inauguración de la festividad y realizó un importante anuncio para mantener la categoría de Patrimonio a la Alasita, con la construcción del Museo del Ekeko.

Pero esta festividad también trascendió las fronteras y una vez más fue celebrada en países del extranjero, por bolivianos residentes en diferentes Estados.

• • Alasita debe mantener su esencia