La experiencia de migrar

Un libro muy valioso e interesante ha escrito Carlos Meyer Ayala sobre un tema de creciente actualidad, pues trata el tema de la migración, justo en tiempos en que mucha gente decide salir de sus países, confiada en la perspectiva de tener mejores posibilidades de vida.

El libro de Meyer, periodista y escritor, lleva el título de “Yo… Migrante” puede ser un testimonio de enorme valía, en particular para aquellas personas que se inclinan o han decidido ya migrar de sus países, en este caso de Bolivia.

En la actualidad parece ser una cuestión de vida o muerte para muchas personas. Sólo al transitar por la Av. Arce se puede ver diariamente, en las mañanas, largas colas ante la Embajada de Estados Unidos, ya que varias personas habrían tomado la decisión de irse a vivir al país del Norte, que efectivamente tiene grandes atractivos, pero en los casos de los migrantes la situación no siempre es llevadera y, tal vez, ni fructifica.

Pues, Estados Unidos es un país que atrae a mucha gente del mundo entero, pero no siempre todo es color de rosa. Tiene sus coloraciones y posibilidades reales de acoger cada día más habitantes, cuando su población propia es grande y sigue creciendo, a la vez que no siempre tiene facilidades para disfrutar de un buen vivir.

El libro de Meyer, empero, nada tiene que ver con la migración a Estados Unidos, tiene la virtud de exponer una experiencia distinta, la que se produce en países de Europa.

El subtítulo de la obra tiene una frase llamativa al decir: “Hemos nacido, quizás para migrar pero no para sufrir”. Habrá que leer, por tanto, todo el libro, para recoger valiosa información sobre la experiencia de migrar, en este caso, en especial, a Europa, que está constituida por una veintena de países, todos con sus diferencias y peculiaridades.

El primer párrafo de la presentación que hace Meyer de su libro expresa: “El autor nacido en Tarija en 1938, al sur de Bolivia, salió de Bachiller en su tierra de un colegio franciscano para luego emigrar a sus veinte años a Austria, Alemania, Francia y otros países de la vieja Europa, hasta lograr estudiar periodismo, por cuatro años, en la capital madrileña de España, donde pernoctó (permaneció) casi cinco años alternando con otros trabajos en esta ciudad europea”.

A manera de tomar el pulso al libro, vale la pena transcribir sus palabras del párrafo inicial:

“Yo… Migrante es un hecho real. Se ha roto aquella dimensión carcelaria de los personajes ficticios para cambiar por las personas reales. Existe una intencionalidad como existe un fenómeno que se llama migrante, que lo llevan implícito quienes tuvimos esa vida errante, sin rumbo definido y con un futuro incierto, que nos ha obligado a aceptar todas aquellas contradicciones que tienen los humanos en cada uno de sus países; el choque de culturas, el idioma, la xenofobia, el rechazo a los migrantes, la poca predisposición a integrarlos, hasta el cambio de indumentaria y cuantas otras aberraciones en este acontecer tan antiguo como es la propia humanidad”. (AZN).